"Una frase Millonaria"

"Una frase Millonaria"

miércoles, 28 de abril de 2010

¿Quién ganó?


En el Nou Camp (Barcelona), por el partido de vuelta correspondiente a las semifinales de la Champions League 09/10, se enfrentaron y (chocaron) dos realidades bien distintas. Dos maneras de sentir y palpar el fútbol. El fútbol total y el Catenaccio. Cualquier parecido local con el Bilardismo y Menottismo es simplemnte una pura coincidencia.
De un lado estaba, quizás, la mayor y mejor expresión de este deporte en los últimos 20 años. Goles, pases, control y posesión de pelota, diagonales punzantes, seguridad defensiva y sobre todo diversión con una pelota de fútbol: FC Barcelona.
Del otro, quizás, el peor ejemplo futbolístico. Catenaccio puro. Diez defensores y un delantero. Revolear todo lo que quede cerca. Anti fútbol total de la mano del gran pensador y estratega José Mourinho: AC Internazionale de Milán.
¿Quién ganó? El duelo del día, el Barcelona (1 a 0), la serie y el pase a la final: el Inter (3 a 2). Pero realmente, ¿se puede decir que ganó el fútbol? No lo creo. Un equipo que en todo un partido patea una sola vez al arco, por decisión propia, no es merecedor del acceso a una final de un torneo de esta envergadura. Aunque parezca increíble, Inter terminó defendiendo con ¡10 jugadores! Para entender este pensamiento y esta disposición táctica hay que aclarar tres puntos: 1- en el primer tiempo (minuto 28) el mediocampista central Thiago Motta se fue expulsado por aplicar un golpe en el rostro a un jugador rival, 2- Inter, por más que haya quedado con un jugador menos, nunca tuvo la intención de atacar al equipo local y 3- el conjunto italiano cuenta con estrellas ofensivas de la talla de Diego Milito, Samuel E`too, Wesley Sneijeder, Maicon y Esteban Cambiasso. Un verdadero papelón. Igualmente siempre estarán los que digan que el mejor es el campeón, que el único que puede hablar es el que posee el título. Pero por suerte el ambiente del fútbol recuerda grandes equipos que no salieron campeones pero quedaron en la historia, como la selección holandesa de los años ´70.
El Barcelona quedó eliminado como un gran campeón: con un gol mal anulado que lo depositaba en la final y con 15 llegadas concretas (80% de posesión de balón en el encuentro) a la portería del mejor arquero del mundo, el brasileño Julio César. El Inter pasó a la final ostentando simplemente el orgullo de haber derrotado al mejor equipo del mundo. Nada más. Este equipo no quedará en la historia ni mucho menos. No todo vale. El fútbol total desplegado por el Barcelona al menos despierta asombro y provoca emoción.

martes, 27 de abril de 2010

Un negocio redondo


El “Fútbol para Todos” trajo consigo, además de billetes en grandes cantidades y propaganda oficialista hasta el hartazgo, una posibilidad de progreso en la AFA. Gracias a esta alianza formada con el gobierno kirchnerista, la máxima entidad del fútbol argentino presentó en sociedad un plan ambicioso pero muy polémico: “AFA Siglo XXI”. Este incluye la modernización del predio de Ezeiza y la incorporación de centros médicos, científicos, educativos y multimediáticos, dentro de un contexto de desarrollo de al menos diez años. Hasta ahí el proyecto suena bárbaro pero utópico. El problema llega cuando desde esta entidad afirman que existe un plan para que se dejen de vender entradas para los partidos de fútbol en los estadios. ¿Dónde se harán las transacciones? En los bancos. El que más suena hasta el momento es el de Credicoop, en el que se encuentra muy identificado el diputado nacional Carlos Heller, emparentado con el oficialismo… ¿Negocio?
Igualmente, este proyecto se encuentra en marcha bajo la patética excusa de eliminar a las barras bravas de las canchas argentinas. ¿Alguien cree que por dejar de vender entradas en los estadios realmente va a pasar eso? Si todos saben que la mayoría de estos energúmenos son socios de lo clubes. Sin derecho de admisión se ve difícil. Y por lo visto no hay ninguna intención cercana de los clubes de primera de realizar un hecho de semejante magnitud. Por eso, por más que muchos crean en las bondades de esta entidad, este parece ser un negocio redondo… como la pelota con el que se practica.

lunes, 26 de abril de 2010

¿Todo vale?


Un bidón con “agua sucia”, un gol con la mano, descalificaciones racistas, golpes fuertes sin pelota, insultos ofensivos e hirientes y humillaciones apoyadas sobre recuerdos olvidados, son recursos en los que muchos futbolistas y entrenadores caen con tal de obtener la victoria. Pero, ¿todo vale?
Leandro Desábato, defensor aguerrido y ganador de este glorioso Estudiantes de La Plata, apeló a lo más bajo y patético que puede utilizar una persona para obtener tres puntos en un partido. Decidió atacar en lo más doloroso, lo más duro, lo más profundo e imborrable de la esencia de Ariel Arnaldo Ortega: su problema con el alcohol. Adicción complicada si las hay. En el medio del partido que jugaron el pasado fin de semana Estudiantes y River, acudió al término “borracho” (literalmente), entre otras barbaridades, para sacar de contexto y dejar enfurecido al máximo ídolo riverplatense de los últimos 15 años. Así no, Chavo. Ni vos ni Estudiantes necesitaban de eso para llevarse la victoria. Con sólo desplegar un poco del fútbol desarrollado en esta temporada les alcanzaba y sobraba para voltear a este endeble y tímido River. No todo es válido. A veces cuando uno ataca de esta manera debe tener en cuenta que detrás hay una familia, amigos y personas que copian estas acciones. Es muy fácil denigrar y humillar, pero es muy difícil salir de la posición que adoptaste. Por más, que tras el encuentro el jugador pincharata haya dado las explicaciones correspondientes sobre el tema, “olvidándose de los famosos códigos del fútbol”, ya era tarde porque el hecho estaba consumado. Al parecer el estadio de Quilmes revive lo peor del ser de este soberbio central. Como esa vez que decidió catalogar al excelente delantero brasileño Grafitte como un “macaco”, defendiendo los colores del mítico Quilmes . Triste. Igualmente esa vez Desábato pagó con una encarcelación. Esta vez logró quedar fuera de juego y preso (de sus palabras) en el ambiente del fútbol. Todo no vale.
Para otro momento queda la descalificadora patada de Ortega en el segundo tiempo o las constantes respuestas que este usó para defenderse de lo agraviante y grosero. Lo que queda claro acá es que esta vez el fútbol volvió a acudir a la barbarie. Porque aunque no lo crean es un deporte desplegado por “futbolistas”, no por lo que se vio en la cancha de Quilmes.