"Una frase Millonaria"

"Una frase Millonaria"

lunes, 24 de septiembre de 2012

"Tolerancia Cero"


Tolerancia cero. Es difícil escribir algunas líneas sabiendo que el receptor del mensaje será un gran ídolo del club, muy querido y justamente aclamado por el mundo riverplatense. Matías Almeyda, último guerrero riverplatense que tuvo el honor como DT de devolver al “Millo” a primera división tras la deshonra del fatídico descenso, pasa por sus peores horas en el club. Ídolos en contra, hinchas agotados, glorias que se ¿autopostulan? para ocupar su cargo, falta de apoyo oficial… pero…
Siempre el bendito pero. Hay que intentar desenmascarar ciertas situaciones. Está muy claro que existe una feroz campaña en contra de Daniel Passarella y por ende el “Pelado”, recibe dardos venenosos por todos lados. Carlos Ávila, empresario de medios muy conocido por ser el creador de Torneos y Competencias, hace años que busca ser el que maneje los destinos de “La Banda”. Sus candidaturas presidenciales siempre quedaron en palabras, pero esta vez parece ir por todo. Juan Cruz Ávila (hijo de Carlos) es el productor general del payasesco programa “El Show del Fútbol” (emitido los domingos a la noche por América TV), conducido por Alejandro Fantino y secundado por serie de periodistas inescrupulosos. Este segmento televisivo es uno de los más férreos opositores a la gestión del ineficiente “Kaiser”. Desde ese programa surgen las más inefables mentiras sobre la actual dirigencia millonaria y claramente marcan una tendencia en los medios y en el propio hincha riverplatense.  Ricardo D´onofrio, gran candidato perdedor de las últimas elecciones, cuenta con enormes y probadas conexiones  en los medios de comunicación (Fox Sports, Clarín y Diario Olé, son algunas de las más nombradas) que curiosamente no tenían la misma virulencia y tenacidad en sus crónicas y relatos con el nefasto e innombrable Papada Aguilar. Por citar sólo dos ejemplos. Ni hablar del irrisorio Atilio Costa Febre o el muñequito de Aguilar, Hernán Castillo, que creen ser las voces que representan al verdadero y genuino hincha de River. Tolerancia Cero.
Todas estas situaciones, no deben quitar dos enormes puntos de vista de la mirada del hincha y socio millonario: 1- el equipo no juega a nada y nunca lo hizo en 51 partidos bajo la dirección de Almeyda. 2- Passarella tuvo un año y medio para intentar arreglar el desastre del descenso y pecó de soberbio, ni hablar del destrato a los ídolos del club y a los socios con el polémico canje de entradas, entre muchas otras cosas. Con respecto al primer punto, está muy claro que a pesar del las ganas del Pelado de revertir este mal momento, la desorientación y la falta de resolución en determinadas situaciones se consiguen con la experiencia acumulada a través de los años. Almeyda claramente peca de inocente en muchas facetas del juego y expone claramente a muchos jugadores y a su misma personalidad dentro del club. Cuando uno habla de Tolerancia Cero, no sólo utiliza la cita para explicar la virulencia de los comentarios del periodismo partidario contra Passarella, sino que habla del hincha (me incluyó) que está cansado  de errores infantiles y soberbios. Las frases “de acá me sacan con los pies para adelante” (Kaiser, previo al fatídico descenso) y “tengo que perder seis partidos seguidos para irme del club” (Matías tras la derrota con Vélez) explican y demuestran claramente que por más berrinche que uno haga, patalee o cante en contra, las decisiones no pasan por ese lado de la torta. Entonces, el hincha genuino se encuentra preso de un juego político, infantil y demasiado aburrido en el campo de un deporte que debería ser todo lo contrario: un entretenimiento para la familia.

domingo, 24 de junio de 2012

Un ascenso Monumental



Yo lo soñé. 363 noches. De angustia, nostalgia y dolor. Teníamos que volver a ser. Pero el camino no era fácil. Era empedrado, rocoso, montañoso. Como se lo imaginen, pero peor. Nadie regaló nada eh. Sólo estos muchachos que dieron la cara por otros y por todos. A ellos, ¡gracias totales!
Porque, el partido, final ante Almirante Brown, comenzó como un film velado en blanca noche, en el cuál el hijo tenaz del enemigo, hacía uso y abuso de su doble amor a la camiseta. Mientras el muy verdugo cena distinguido, esperando vaya ser la final de que, hubo noches de cristal que se hicieron añicos. ¡No lo soñé! ¿ o sí? Porque el destino se enderezó y brindo su suerte. Y David Trezeguet, nuestro ángel de la soledad, se ofreció mejor que nunca a los cinco minutos del segundo tiempo y todo el mundo pensó al unísono: ¡No mires por favor y no prendas la luz!, esto tiene que ser gol. Tiene que ser un poco de aire puro. De ese que se necesita para respirar humana y dignamente. Y ahí, en ese momento, la imagen se desfiguró.
Un tal francés, campeón del Mundo y de Europa, dijo: yo te llevó a dónde vós quieras. Y le destruyó el arco a un Monasterio sin deidad. Ahora, el estallido era otro. No eran maderitas volando hacia la cabeza vaya a saber de quién hace 363 días. Este film da una imagen exquisita. Están todos. Juntos. El Pelado Almeyda, el Señor Cavenaghi, bancándose una mala racha lagrimeando por amor en el banco de suplentes, nuestro Angel ito Trezeguet y el exquisito (pero ciclotímico) Alejandro Domínguez. Porque estos chicos son como bombas pequeñitas. Se hicieron camino al andar y se bancaron todo. Mala prensa, autismo y ausentismo dirigencial y hasta un capricho mercenario desde la tribuna. Nadie puede dudar que este año fue duro y difícil. Para todos y todas. Hubo que recorrer el peor camino a la cueva del perico, como si alguien hubiese diseñado un Gps maligno en el que había que recorrer los 5.000 kilómetros nacionales. Porque eso es el ascenso. Un camino espinado, difícil y apasionante. Fue complejo hasta para los tipos que acostumbran a no dormir por la noche
Por eso, los ojos ciegos bien abiertos. El montaje final es muy curioso. Aparece una remera hecha bandera que afirma el 23 de junio, la Resurrección. Porque, eso fue este River. Un ave Fénix, que se levantó desde las cenizas para volver a ser, eso que tanto fue. Ver a Trezeguet juguetear en la cancha con Rogelio Funes Mori (su mejor compañero) es en verdad realmente entretenido. Se entienden como si hubiesen jugado siempre juntos. El maestro y el aprendiz. Gracias. Pobre Rogelio, iba en la oscura multitud desprevenido. Hasta que increíblemente se recuperó en tan sólo un año y ahora puede tiranizar a quienes lo han querido mucho y no tanto. Porque fue así, yo este final y de esta manera ¡no lo soñé! Y se ofreció mejor que nunca. Un errático Cavenaghi (pero enorme a lo largo del campeonato, dentro y fuera del campo de juego), le dejaba el lugar a un mellizo juvenil para que explote sus virtudes en tan sólo 45 minutos. Y vaya que lo hizo. ¡No lo soñé! ¿O sí? ¿Cuántas veces? Ahora todos abran sus ojos ciegos bien abiertos, que como un loco voy corriendo a la deriva. Nadie lo podrá entender. Muchos hablarán y otros se reirán. Pero yo esto lo soñé. Unas 363 veces, me dirán.

miércoles, 23 de mayo de 2012

La suerte está echada


Desde este blog no se busca hacer ningún tipo de alusión esotérica. Ni tampoco disminuir responsabilidades. Las cartas ya fueron elegidas y las que se jugaron ya están en la mesa. Pero, más allá de errores e impericias evitables, sin dudas River Plate no cuenta con ese atributo tan esencial como indispensable para ser campeón: la bendita y renombrada suerte. Hace ya algunos años, una película industria nacional muy cómica (en la que trabajaban los actores Gastón Pauls y Diego Peretti), hacía una parodia de la suerte con la que contaban unos y otros. Trasladado sin escalas al mundo riverplatense, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Guillermo Brown de Madryn, era un puerto seguro. El rival más fácil de las cinco finales que quedaban. Al menos desde los números. Una goleada visitante como antecedente inmediato. Números desiguales en la tabla y sobre todo en planteles. Era sabido que los sureños iban a llegar a defenderse hasta con las ballenas pero iban a ser punzantes como tiburones en los ataques. Si olían sangre, iban a morder. Y así fue. Un puñado de acciones ofensivas en El Munomental y dos goles a favor... dos puntos en contra para el Millo.
Rosario Central, próxima parada del tren riverplatense, había triunfado como local por 2 a 0 ante Atlético Tucumán. El encuentro ante los de Madryn, exigía un plus de parte del conjunto de Almeyda para no perderle pisada y no ir así a Arroyito con la soga apretándole el cuello. Y, por lo visto, algunos jugadores no lo entendieron. Un ejemplo concreto, es el extraño caso de Juan Manuel Díaz, que venía teniendo un torneo muy bueno, pero falló de manera muy inocente en los últimos dos partidos. Primero ante los tucumanos, dejó escapar a su marca y River empezó perdiendo por uno a cero en la tierra de las empanadas, con un gol del ex boca Fondacaro. Y luego deformó su performance de manera estrepitosa: en el primer gol de Brown pierde la marca del volante y este la clava en un ángulo. En el segundo peor, con el equipo jugado completamente en ofensiva (cinco delanteros más el indescifrable Carlos Sánchez) se queda desorientado en la mitad de la cancha y por su zona, ¡Daniel Villalba! intenta un cierre desesperado sin efecto alguno. Faltaba un minuto para el final del encuentro y River perdía la punta del torneo, por una desconcentración muy "inocente", como diría el Pelado días después en conferencia de prensa.
En el medio de este lío hubo de todo, menos suerte. Tiros en los palos, definiciones apresuradas, goles salvados en la línea. Un David Trezeguet extrañamente fallido. De todo, menos goles. Sólo dos y no fruto de lo inexplicable. El primero una joya del capitán Fernando Cavenaghi, que hizo rememorar tiempos pasados. Un tiro libre bellísimo que se coló en el ángulo derecho. El segundo gol fue obra de la insistencia ofensiva y la viveza del Keko Villalba. Porque si bien se le pueden machacar varias decisiones a Matías Almeyda, la realidad es que este equipo tiene una identidad y esa es ir a buscar todos los partidos. De visitante y de local. Por eso, llamó mucha la atención comentarios de algunos periodistas que hacían creer que este momento se parecía al del equipo que descendió. No, señor. Ni por asomo. Este equipo tendrá algunas inconsistencias defensivas (perdió puntos al finalizar en al menos cinco partidos), pero nunca bajó de los puestos de ascenso directo. ¿Quién dijo que iba a ser fácil?

lunes, 7 de mayo de 2012

Treze, el número de la suerte


Trece son los partidos por liga que ya disputó el francés con la banda que le cruza el alma. Nueve son los goles que marcó, que representan claramente esa posición que suele ocupar en la cancha. Trezeguet es su apellido, y David es el nombre que ilusiona a todo el Mundo River. Sin dudas, a esta altura se puede afirmar sin ofender a nadie, que el franco argentino es el mejor refuerzo millonario de los últimos diez años. Su influencia dentro del campo de juego es determinante. Sus movimientos son un lujo. Y sus ganas, transmiten alegría a un pueblo golpeado como lo es el público riverplatense. Su gol ante Gimnasia de Jujuy otra vez obsequio aire. Y agigantó las ilusiones. Claro, esta victoria dejó al Millo a un punto de la cima (Instituto empató como local ante Brown de PM) y con una furia incontenible.

En el medio de esto hubo un partido. Chato, sin ideas  y tenso. Matías Almeyda, en su afán por encontrar al equipo ideal (raro que todavía no lo haya encontrado a esta altura del certamen) le dio una vuelta de tuerca al esquema y presentó un 4-4-2 súper cauteloso ante uno de los peores conjuntos del torneo. Afuera el Chori (Domínguez), adentro Luciano Vella (¿por qué juega?). Durante todo el primer tiempo el Millo buscó ser prolijo. Leonardo Ponzio, de enorme partido, se hizo cargo de la distribución. Junto a Ezequiel Cirigliano buscó abrir la cancha y no perder la pelota. Tuvo sus chances (Fernando Cavenaghi mano a mano y algunos centros de pelota parada), pero se notaba que no era el camino. Los murmullos se mezclaban con las palabras de aliento. Es así el Monumental. Por momentos explota y da miedo y por otros, los jugadores sienten el rigor y peso de la historia.

El segundo tiempo traería consigo respuestas y sorpresas. Carlos Sánchez, de muy bajo nivel, salía reemplazado por Lucas Ocampos. El quilmeño a su perfil auténtico. Y una exigencia por derecha. Puede gustar o no la displicencia de Lucas, pero que es un motor por el carril (sea cual fuere) no acepta ninguna duda. Esa fue la primera señal de vida que dio el Pelado. La segunda tuvo nombre y apellido. Domínguez, extrañamente prohibido, ingresó por un Cavenaghi golpeado (física y anímicamente). Y esa fue la sorpresa-solución. El Chori entró para estropear los últimos metros. Y lo consiguió. Desniveló sin parar, hasta darle un pase a la cabeza a Trezeguet. El nombre del gol.  1 a 0, victoria ansiada y a respirarle la nuca a Instituto.

Deberá replantearse varias cosas Almeyda. Desde esta columna nunca se buscó entrometerse en el trabajo de los que saben, pero lo llamativo es que, si un esquema le dio un triunfo ante el puntero y un empate inmerecido ante el quinto como visitante, se elija un dibujo táctico ultra conservador ante uno de los peores equipos del certamen. Quedan seis finales. Únicas e irrepetibles, deseamos. La fe está depositada en Jesús (Almeyda). Las herramientas están. El apoyo también. Vamos todos por ese regreso adónde nunca nos tuvimos que haber ido.

miércoles, 25 de abril de 2012

"Paladar Negro"


TITULARES

Daniel Vega (7): Sin sobresaltos, respondió bien en las que tuvo a su alcance. Mantuvo el cero y es importante. Fue la 8º vez desde que es titular.
Carlos Sánchez (6): Un verdadero correcaminos. De lateral, de volante y de puntero. A veces le cuesta con la pelota, pero es incansable. Su presencia es insustituible.
Jonathan Maidana (7,5): Enorme partido del central, justo ante uno de los rivales más complicados y voraces. Se hizo patrón de la defensa y no dejó que el talentoso juvenil Dybala se destacara.
Ramiro Funes Mori (7): Se complementa muy bien con Maidana. El mellizo cada vez juega mejor en su posición. De arriba impasable y de abajo muy áspero.
Juan Manuel Díaz (7): Altísima labor del lateral. Hace al menos tres partidos que juega en un nivel top.
Leonardo Ponzio (6): Comenzó algo intenso, yendo a todas las pelotas con mucha vehemencia. Pudo haberse ido expulsado… Su segundo tiempo fue impresionante.
Ezequiel Cirigliano (7,5): Es una de las figuras del equipo. Toca, gambetea y raspa. Muy completo lo del juvenil volante. Además presiona hasta al arquero.
César González (8,5): Increíble. Ese es el adjetivo que mejor le queda a su participación ante Instituto. El “Maestrico” dio una verdadera clase de fútbol.
David Trezeguet (9): Es muy complejo explicarlo. Hace fácil lo difícil. Juega simple, de primera, pivotea, hace cambios de frentes al pie y marca goles. ¿Qué más se le puede pedir?
Alejandro Domínguez (6): Gran labor del enlace-delantero. En su posición desniveló constantemente y asistió tanto a Cavenaghi como a Trezeguet.
Fernando Cavenaghi (7,5): La entrega de siempre, el compromiso de la temporada y el fútbol de toda la vida. Esta vez se entendió de la mejor manera con su compañero de ataque. Se fue ovacionado.

CAMBIOS
Lucas Ocampos (6): Desniveló tanto por derecha como por izquierda. El poco tiempo que estuvo en cancha, lo utilizó de la mejor manera. Le hicieron un penal.
Gabriel Funes Mori (6): Corrió, buscó y casi encuentra. El juvenil delantero cada vez está mejor en el campo de juego. Pocos minutos en cancha.

DT

Matías Almeyda (8): Enorme partido del Pelado. Lo dibujó en la semana y lo expuso el sábado.  Fue su partido soñado como entrenador. Demostró que en la semana trabaja y le ganó de punta a punta al mejor equipo de la categoría. Tanto en defensa como en ataque su estrategia fue impecable.



martes, 24 de abril de 2012

"Monumental"




Monumental fue el triunfo. Monumental fue el aliento millonario, por momentos estremecedor.  Una maraña de ilusiones y compromisos. Monumental fue el achique, por decir de alguna manera, la actitud del puntero Instituto. Porque si se realiza un análisis concreto, este pudo haber sido el partido soñado, pero no, la historia riverplatense no lo permite. Menos la categoría en la que se compite. Asimismo, en Núñez reina la tranquilidad y a viva voz, se podrá decir: apareció River. Ese del constante ataque, de los lujos productivos, de la voracidad ofensiva, del pressing, del que contagia a cada minuto al público. Porque el marco fue tan extraordinario como el cachetazo que sufrió el conjunto de Darío Franco, amo y señor (hasta el momento) del Nacional B. Puntero, goleador y sólido, con abundantes momentos de buen juego, se llevó en su mochila más de diez llegadas claras de gol en contra y la marca indeleble de la firma de Trezeguet. Fue 1 a 0, pero pudo haber sido mucho más.
En el duelo de pizarrones, ganó la pulseada Matías Almeyda. De punta a punta. De tridente a tridente. De Ramiro Funes Mori, Jonathan Maidana y Juan Manuel Díaz a Fernando Cavenaghi, Alejandro Domínguez y David Trezeguet. De la seguridad defensiva (Paulo Dybala y compañía brillaron por su ausencia) al ataque preciso y coordinado. Porque esta vez quedó mucho más claro: los distintos se entendieron y conversaron en el mismo idioma. “Fer” y “David”, se pasaron la pelota, se asistieron mutuamente y se abrazaron en el gol. Nada de celos.
Por otra parte,  si la jerarquía individual era demasiado  fuego para muchos equipos de este equilibrado Nacional B, se podría llegar a la certeza de que el “Pelado” encontró el equipo. Justo ante el puntero. Y se puede decir que la clave fue un venezolano. Raro, pero real. El “Maestrico” César González dio una clase de fútbol. Un curso acelerado de cómo aprovechar y atacar-defender un carril. De selección. Pero el once de Almeyda tuvo otros puntos muy altos. El tándem Leonardo Ponzio- Ezequiel Cirigliano, que presionaban hasta el arquero (literalmente) dio sus frutos. La defensa de tres con un líbero y dos stoppers, tuvo un gran encuentro. Y el correcaminos Carlos Sánchez no desentonó y llegó con el tanque lleno.
Por eso, River quedó a un sólo punto de la cima. En puesto de ascenso directo pero con la tranquilidad que no se redujo en un momento clave. Contra Aldosivi (este domingo) otra será la historia. Mientras disfruten, de un triunfo tan necesitado como enérgico.

miércoles, 18 de abril de 2012

Paladar Negro

TITULARES

Daniel Vega (6): Sin sobresaltos, respondió bien en las que tuvo a su alcance. Mantuvo el cero y es importante.

Luciano Vella (3): Paupérrimo nivel del ex Newell´s. Ya no se explica su participación en el equipo. Defiende mal y ataca peor… Salió reemplazado por David Trezeguet.

Jonathan Maidana (6): Al principio le costó, pero después se asentó. Tanto de stopper como de central.

Leandro González Pirez (4): No mostró el nivel de siempre. Le pesó el Monumental en ebullición y la velocidad y picardía de los delanteros rivales.

Luciano Abecasis (6): Altísima labor del lateral. Por la banda derecha es un tren.

Lucas Ocampos (3): Volvió a mantener un bajo nivel. Se engolosina y elige mal casi todas las finalizaciones de las jugadas. Necesita un tirón de orejas.

Leonardo Ponzio (5): Tanto como volante central como líbero metió y recuperó de la mejor manera. Igualmente sigue algo errático.

Ezequiel Cirigliano (7): La figura del equipo. Armó un jugadón para el primer gol. Tocó, gambeteó y raspó. Muy completo lo del juvenil volante.

Carlos Sánchez (5): Es un motor por derecha o izquierda. No importa donde juegue exige. Es algo atolondrado pero suma.

Alejandro Domínguez (6): Gran labor del enlace-delantero. En su posición desniveló constantemente y asistió a Cavenaghi para el segundo gol del equipo.

Fernando Cavenaghi (6,5): La entrega de siempre, el compromiso de la temporada y el fútbol de toda la vida. Definió excelente y anotó su 18º gol en la campaña. Impresionante.

CAMBIOS

David Trezeguet (6): Lujos, juego simple y el asecho de siempre. Ya es el David de la gente…

César González (6,5): El venezolano entró, encaró por todos lados y sirvió el primer gol del encuentro. Pide pista.

Martín Aguirre (5): Entró para ayudar en el medio. Buscó caminos, pero erró algunos pases. Igual sirve.

DT

Matías Almeyda (6): Esta vez el “Pelado” leyó bien el partido. Buscó por las bandas, arriesgó, mantuvo el tridente y salió victorioso en una semana complicada (le ganó a Quilmes y a Huracán). Ahora recibe a Instituto con un poco más de aire.

"La Gloria o Nada"



Se sobrepusieron y es lo que importa. La derrota ante Atlanta había calodo hondo en el mundo riverplatense. Se podría decir que el color del día cambió drásticamente. El 2 a 0 a Huracán (y la victoria de entresemana por 2 a 1 ante Quilmes) trajo un alivio mentolado que hacía tiempo no se sentía por Núñez. Hasta los diez minutos del segundo tiempo, el clima estaba tan pesado como el ambiente en cancha. El mal juego que por momentos realiza el equipo se traduce verticalmente en nerviosismo. Los juveniles son los primeros que pagan los platos rotos y los ídolos no quedan exentos. Por eso, tanto Leandro González Pirez como Lucas Ocampos, sintieron el trajín de un Monumental en ebullición. La labor de ambos fue muy mala. Distinta, fue la historia para Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, que a pesar de tener actuaciones convincentes e irreprochables parecen tener una sombra gigantesca que crece a pasos agigantados: la de David Trezeguet. Cosas del fútbol (y el periodismo). Porque es indudable que los tres se entienden en cancha. El problema es otro. Y Matías Almeyda ya lo identificó. El ingreso al once titular de Ezequiel Cirigliano dejó claramente en evidencia la falta de circulación en ofensiva. “Ciri” es simpleza en estado puro. Juega a un toque y lee los partidos. Además, gambetea cuando se necesita, raspa y se hace eje del ataque. Esa fue, la clara diferencia entre el “Millo” y el “Globo”. Los de Parque Patricios penan en la cancha, pero no negocian la actitud. Y esa fue la cuestión que le hizo cuesta arriba el partido a River, sino claramente hubiese tenido un desenlace más positivo y eficaz en la primera etapa.

Por otra parte, se puede decir que el “Pelado” encontró variantes y respuestas en el banco de suplentes durante los últimos partidos (salvo el fatídico encuentro ante Atlanta). Daniel Villalba, César González, Rogelio Funes Mori y Martín Aguirre (sumados a una especie de titular-suplente como David Trezeguet) suelen dar soluciones a encuentros trabados. Y así fue este último ante Huracán. Los ingresos del Maestrico y David (por un cada vez más impresentable Luciano Vella y un perdido Ocampos) le dieron una frescura polar al ataque “Millonario”. En tan sólo tres minutos en cancha, González desniveló, mandó un centro atrás y encontró un gol en contra. Una bocanada de aire puro y limpio. Se podría decir que fue como una sesión de masajes descontracturantes. Por eso, tan sólo unos minutos más tarde, llegaría la reivindicación del capitán. Cavenaghi, ídolo de multitudes, anotó su 18º gol en el torneo. El “Torito” de Ingeniero O´Brien estiró su racha y acalló algunas críticas desagradecidas e impensadas. Además, fue asistido otra vez por su compinche, su ladero más fiel: “Chori” Domínguez.

Asimismo, tras esta victoria tan necesitada, el público se fue feliz pero expectante. Saben que el nivel demostrado en las últimas fechas no es el ideal y encima llega al Monumental la próxima fecha el puntero Instituto. ¿Será la Gloria o no?

viernes, 13 de abril de 2012

"Aire"



Tan necesario como el aire para respirar. Matías Almeyda y compañía, respiraron profundo y gritaron de manera ostentosa ese gol del “Kekito” Villalba que les otorgaba ese pasaje a los cuartos de final de la Copa Argentina. Era el 2 a 0 (finalizó 2 a 1), ante un Quilmes aguerrido que en los últimos meses se convirtió en cuco. Porque acá no importan las categorías y mucho menos el status del certamen. River debía estar en cuartos de final, como premisa básica. Con titulares o suplentes. Siempre fue “el objetivo oculto”. De la gente, del plantel y del cuerpo técnico. Ni hablar de los dirigentes que ya ni saben donde esconder su cabeza. Porque si bien todos los cañones apuntan a ascender a Primera (no se soportaría un año más en al B Nacional), el orgullo siempre está. La bandera del más grande del país hay izarla todos los días. Y así fue.

El Pelado, diseñó un plan anti-cerveza con mayoría de ex titulares y juveniles. Pero le sumó a Trezeguet. El señor de los goles. Ese que no te falla nunca. Ya son 8 tantos en 11 partidos, con la particularidad de que sólo jugó seis como titular. Números asombrosos, pero increíbles. El francés es un delantero de elite. Casi perfecto para este maltrecho fútbol argentino. Juega a un toque, dibuja diagonales y empuja pelotas debajo de la red. Como el primer gol ante Quilmes, que tras un desborde de Rogelio Funes Mori (cada vez juega mejor, lejos de los flashes) y centro atrás, apareció para marcar el tanto que abriría el partido y así abrazar a todos: compañeros, cuerpo técnico e hinchas, que ya ni se atreven a discutir su estado físico.

Asimismo, todo no fue color de rosas. Costó y mucho. El “Lobo” Ledesma parece un jefe de la manada, pero por lo añejo simplemente. Su nivel futbolístico no tiene nada que ver con ese que supimos añorar. Domingo es un buen chico que cada vez que se pone la cinta de capitán, juega como si fuera la última vez, pero hinchas somos muchos y no por eso estamos en la primera de River. Luego hay muchos juveniles con nivel aceptable (léase Chichizola de gran partido, Pezella impecable hasta el final, Abecasis tractor por la banda derecha y los mellizos Funes Mori), pero casi ninguno sale de la media. Salvo uno: Daniel Villalba. El “Keko” es revolución en estado puro. Sus patas cortas son indescifrables. Y como la ley del leñador, “entre más altos caen mejor”, deshace defensas NBA. Sino, pregúntenles a Joel Carli y a Sebastián Martínez, centrales del “Cervecero”, que ni siquiera llegaron a anotarle la patente. Excelente nivel del enano, que ya no resiste banco. Almeyda deberá buscarle el espacio o darle muchos más minutos, ya que es un desperdicio de calidad sentado en una silla.

Aire fue el que se obtuvo en San Juan, provincia que nos recibió de la mejor manera muchas veces. Aire es el que necesita el equipo para enfrentar esta etapa decisiva. El primer paso está dado, ahora sólo falta empezar a caminar de la mejor manera.

martes, 10 de abril de 2012

Paladar Negro

TITULARES

Daniel Vega (8): Pudo hacer algo más en el gol rival, pero su actuación fue soberbia. Siempre dio seguridad y tapó cuatro pelotas de gol de manera magistral.

Luciano Vella (2): Paupérrimo nivel del ex Newell´s. Ya no se explica su participación en el equipo. Defiende mal y ataca peor…

Jonatan Maidana (3): Se mareó con los mellizos. Si bien tuvo algún quite importante. Su nivel fue bajísimo.

Ramiro Funes Mori (5): La expulsión su mancha imborrable en le partido. Sufrió por su inexperiencia. Venía con un rendimiento muy bueno hasta que se fue.

Juan Manuel Díaz (8): Altísima labor del lateral. Prestancia, seguridad, actitud y juego. Impecable, nunca se achicó.

Lucas Ocampos (2): Le encontraron la marca y no pudo desnivelar. Muy bajo lo del quilmeño. El “Keko” lo reemplazó de gran manera.

Leonardo Ponzio (3): Lo peor del rosarino. Mucho campo y poca pierna. Simepre en desventaja.

Carlos Sánchez (5): Una entrega inclaudicable, peor muy desordenado. Jugó en todas las posiciones: volante, lateral y delantero.

Alejandro Domínguez (5): Puede ser errónea la mirada, pero hasta que salió era le mejor jugador del equipo. Dibujó tres pelotas de gol en la primera etapa. No debió haber sido reemplazado.

Fernando Cavenaghi (2): Duele la nota, pero es objetiva. Erró un penal, dos chances claras y todos los pases. Para el olvido lo de “Fer”…

David Trezeguet (4): Perdido. Ganó poco de cabeza y la que tuvo se fue por poco. Preso del sistema.

CAMBIOS

Martín Aguirre (4): Flojo lo del “Pelado”. No fue salida ni contención.

Gabriel Funes Mori (5): Sacó un bombazo que rompió el travesaño y peleó todas las pelotas.

Daniel Villalba (6): Atrevido el correntino. Buscó desnivelar por todos lados y muchas veces lo consiguió.

DT

Matías Almeyda (3): Esta vez el “Pelado” se equivocó. Se confundió en los cambios, en la lectura del partido y desordenó le equipo. Pudo perder por goleada. Fue un claro paso atrás. Quilmes (le miércoles) y Huracán (el sábado) serán bisagra para el choque fundamental ante Instituto.

Paladar Negro

TITULARES

Daniel Vega (8): Pudo hacer algo más en el gol rival, pero su actuación fue soberbia. Siempre dio seguridad y tapó cuatro pelotas de gol de manera magistral.

Luciano Vella (2): Paupérrimo nivel del ex Newell´s. Ya no se explica su participación en el equipo. Defiende mal y ataca peor…

Jonatan Maidana (3): Se mareó con los mellizos. Si bien tuvo algún quite importante. Su nivel fue bajísimo.

Ramiro Funes Mori (5): La expulsión su mancha imborrable en le partido. Sufrió por su inexperiencia. Venía con un rendimiento muy bueno hasta que se fue.

Juan Manuel Díaz (8): Altísima labor del lateral. Prestancia, seguridad, actitud y juego. Impecable, nunca se achicó.

Lucas Ocampos (2): Le encontraron la marca y no pudo desnivelar. Muy bajo lo del quilmeño. El “Keko” lo reemplazó de gran manera.

Leonardo Ponzio (3): Lo peor del rosarino. Mucho campo y poca pierna. Simepre en desventaja.

Carlos Sánchez (5): Una entrega inclaudicable, peor muy desordenado. Jugó en todas las posiciones: volante, lateral y delantero.

Alejandro Domínguez (5): Puede ser errónea la mirada, pero hasta que salió era le mejor jugador del equipo. Dibujó tres pelotas de gol en la primera etapa. No debió haber sido reemplazado.

Fernando Cavenaghi (2): Duele la nota, pero es objetiva. Erró un penal, dos chances claras y todos los pases. Para el olvido lo de “Fer”…

David Trezeguet (4): Perdido. Ganó poco de cabeza y la que tuvo se fue por poco. Preso del sistema.

CAMBIOS

Martín Aguirre (4): Flojo lo del “Pelado”. No fue salida ni contención.

Gabriel Funes Mori (5): Sacó un bombazo que rompió el travesaño y peleó todas las pelotas.

Daniel Villalba (6): Atrevido el correntino. Buscó desnivelar por todos lados y muchas veces lo consiguió.

DT

Matías Almeyda (3): Esta vez el “Pelado” se equivocó. Se confundió en los cambios, en la lectura del partido y desordenó le equipo. Pudo perder por goleada. Fue un claro paso atrás. Quilmes (le miércoles) y Huracán (el sábado) serán bisagra para el choque fundamental ante Instituto.

"Todo mal"


Se veía venir. Fue uno de esos días cruzados. Esa mañana que te levantás con el pie izquierdo, te caes al piso enrededado con la sábana y encima llegás tarde al trabajo. Todo mal. Bueno, algo así, pero trasladado al fútbol fue lo que le sucedió a River. El pasado domingo, en el estadio de Vélez Sarsfield, el “Millo” visitó a Atlanta y sufrió un cachetazo inolvidable e inesperado.

El clic del encuentro fue a los 32 minutos de la primera etapa. Hasta ese momento, el partido era una especie de monólogo (no existía un dominio total de pelota y territorio, pero River jugaba claramente en campo rival). Fernando Lorefice, volante tapón rival con pasado en Independiente, tomó una pelota a metros de la medialuna del área y la clavó en el ángulo izquierdo de Vega, derrumbando de un plumazo todo lo escrito hasta ese instante.

“La banda”, había contado con varias chances para desnivelar pero no era el día. Y la claridad se hizo noche cuando casi diez minutos después Cavenaghi desperdiciaba un penal (inexistente) que podría haber acercado el marcador. Y, para rematar la fatídica tarde-noche, Ramiro Funes Mori leyó mal una contra rival y se fue expulsado como último hombre.

La labor del capitán merece un párrafo aparte. Sus ojos declaraban lo que expresaba su corazón: impotencia, desazón y tensión fueron su desesperación. Erró un penal increíblemente al lanzar la pelota casi dos metros arriba del arco, falló dos goles a los que os tiene acostumbrados (porque no hay que olvidarse que marcó 17 veces en este certamen) y marro pases tan sencillos como impensados (un ejemplo claro fue, el que inició la contra que derivó en la expulsión del mellizo Ramiro).

De vuelta en el partido, la segunda etapa fue infartante. El “Bohemio”, de la mano de los mellizos Soriano, se devoró al menos cinco situaciones claras de gol. E equipo de Almeyda igual: Cavenaghi, Trezeguet, Funes Mori y Carlos Sánchez pudieron dar vuelta el marcador sin parecer extraño. Este desequilibrio bien marcado entre ofensiva y defensiva, esta vez se debió claramente a una mala lectura del partido de parte del “Pelado” Matías Almeyda. Su equipo terminó totalmente descompensado. Con Villalba y Sánchez como laterales, con Ponzio como lanzador y con tres puntas desabastecidos. Una mención destacada, es la que merecen, Daniel Vega y Juan Manuel Díaz (tantas veces repudiados), que colaboraron para que la derrota no se convierta en catástrofe y tuvieron un nivel digno de la camiseta que usan. Ahora se viene el complicado Quilmes, este miércoles por la Copa Argentina (el Pelado pondría un mix entre suplentes y titulares) y el sábado ante Huracán para no perderle pisada al encaminado Instituto de Córdoba.

"Todo mal"


Se veía venir. Fue uno de esos días cruzados. Esa mañana que te levantás con el pie izquierdo, te caes al piso enrededado con la sábana y encima llegás tarde al trabajo. Todo mal. Bueno, algo así, pero trasladado al fútbol fue lo que le sucedió a River. El pasado domingo, en el estadio de Vélez Sarsfield, el “Millo” visitó a Atlanta y sufrió un cachetazo inolvidable e inesperado.

El clic del encuentro fue a los 32 minutos de la primera etapa. Hasta ese momento, el partido era una especie de monólogo (no existía un dominio total de pelota y territorio, pero River jugaba claramente en campo rival). Fernando Lorefice, volante tapón rival con pasado en Independiente, tomó una pelota a metros de la medialuna del área y la clavó en el ángulo izquierdo de Vega, derrumbando de un plumazo todo lo escrito hasta ese instante.

“La banda”, había contado con varias chances para desnivelar pero no era el día. Y la claridad se hizo noche cuando casi diez minutos después Cavenaghi desperdiciaba un penal (inexistente) que podría haber acercado el marcador. Y, para rematar la fatídica tarde-noche, Ramiro Funes Mori leyó mal una contra rival y se fue expulsado como último hombre.

La labor del capitán merece un párrafo aparte. Sus ojos declaraban lo que expresaba su corazón: impotencia, desazón y tensión fueron su desesperación. Erró un penal increíblemente al lanzar la pelota casi dos metros arriba del arco, falló dos goles a los que os tiene acostumbrados (porque no hay que olvidarse que marcó 17 veces en este certamen) y marro pases tan sencillos como impensados (un ejemplo claro fue, el que inició la contra que derivó en la expulsión del mellizo Ramiro).

De vuelta en el partido, la segunda etapa fue infartante. El “Bohemio”, de la mano de los mellizos Soriano, se devoró al menos cinco situaciones claras de gol. E equipo de Almeyda igual: Cavenaghi, Trezeguet, Funes Mori y Carlos Sánchez pudieron dar vuelta el marcador sin parecer extraño. Este desequilibrio bien marcado entre ofensiva y defensiva, esta vez se debió claramente a una mala lectura del partido de parte del “Pelado” Matías Almeyda. Su equipo terminó totalmente descompensado. Con Villalba y Sánchez como laterales, con Ponzio como lanzador y con tres puntas desabastecidos. Una mención destacada, es la que merecen, Daniel Vega y Juan Manuel Díaz (tantas veces repudiados), que colaboraron para que la derrota no se convierta en catástrofe y tuvieron un nivel digno de la camiseta que usan. Ahora se viene el complicado Quilmes, este miércoles por la Copa Argentina (el Pelado pondría un mix entre suplentes y titulares) y el sábado ante Huracán para no perderle pisada al encaminado Instituto de Córdoba.

"Todo mal"


Se veía venir. Fue uno de esos días cruzados. Esa mañana que te levantás con el pie izquierdo, te caes al piso enrededado con la sábana y encima llegás tarde al trabajo. Todo mal. Bueno, algo así, pero trasladado al fútbol fue lo que le sucedió a River. El pasado domingo, en el estadio de Vélez Sarsfield, el “Millo” visitó a Atlanta y sufrió un cachetazo inolvidable e inesperado.

El clic del encuentro fue a los 32 minutos de la primera etapa. Hasta ese momento, el partido era una especie de monólogo (no existía un dominio total de pelota y territorio, pero River jugaba claramente en campo rival). Fernando Lorefice, volante tapón rival con pasado en Independiente, tomó una pelota a metros de la medialuna del área y la clavó en el ángulo izquierdo de Vega, derrumbando de un plumazo todo lo escrito hasta ese instante.

“La banda”, había contado con varias chances para desnivelar pero no era el día. Y la claridad se hizo noche cuando casi diez minutos después Cavenaghi desperdiciaba un penal (inexistente) que podría haber acercado el marcador. Y, para rematar la fatídica tarde-noche, Ramiro Funes Mori leyó mal una contra rival y se fue expulsado como último hombre.

La labor del capitán merece un párrafo aparte. Sus ojos declaraban lo que expresaba su corazón: impotencia, desazón y tensión fueron su desesperación. Erró un penal increíblemente al lanzar la pelota casi dos metros arriba del arco, falló dos goles a los que os tiene acostumbrados (porque no hay que olvidarse que marcó 17 veces en este certamen) y marro pases tan sencillos como impensados (un ejemplo claro fue, el que inició la contra que derivó en la expulsión del mellizo Ramiro).

De vuelta en el partido, la segunda etapa fue infartante. El “Bohemio”, de la mano de los mellizos Soriano, se devoró al menos cinco situaciones claras de gol. E equipo de Almeyda igual: Cavenaghi, Trezeguet, Funes Mori y Carlos Sánchez pudieron dar vuelta el marcador sin parecer extraño. Este desequilibrio bien marcado entre ofensiva y defensiva, esta vez se debió claramente a una mala lectura del partido de parte del “Pelado” Matías Almeyda. Su equipo terminó totalmente descompensado. Con Villalba y Sánchez como laterales, con Ponzio como lanzador y con tres puntas desabastecidos. Una mención destacada, es la que merecen, Daniel Vega y Juan Manuel Díaz (tantas veces repudiados), que colaboraron para que la derrota no se convierta en catástrofe y tuvieron un nivel digno de la camiseta que usan. Ahora se viene el complicado Quilmes, este miércoles por la Copa Argentina (el Pelado pondría un mix entre suplentes y titulares) y el sábado ante Huracán para no perderle pisada al encaminado Instituto de Córdoba.

lunes, 2 de abril de 2012

“Treze la ilusión”


Este análisis ya lo marcamos con anterioridad. Ni “tan tan” ni “muy muy”. El nivel de River, es alentador por momentos y decepcionante por otros. No le escapa a la mediocridad del actual fútbol argentino. Y ahí, es cuando aparecen los grandes nombres. Las individualidades determinantes. David Trezeguet, Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, cada uno en su medida, marcan la diferencia en cualquier categoría. Si bien, actualmente es el turno del francés en destacarse por sobre el resto, “Cave” y “Chori” supieron hacerlo en momentos clave, para que River en esta actualidad se encuentre peleando el ascenso, palmo a palmo, con Instituto, muy buen equipo cordobés.

Como todos los encuentros que se disputaron en este certamen, y sobre todo en el Monumental, el match ante Ferrocarril Oeste, no escapó a la lógica. El conjunto de Carlos Trullet vino a hacer su negocio, cómo lo hizo en todo el campeonato. Mantener el cero en su arco y marcar un gol en el momento oportuno. El orden defensivo del visitante y mal estado del campo de juego, eran dos obstáculos muy difíciles de sobrepasar para el team de Matías Almeyda. Si bien la premisa de “La Banda” es mantener un juego asociado a ras del piso para llegar al área rival, la pérdida del puesto de Ezequiel Cirigliano, para poder confeccionar el tridente ofensivo, atento contra el juego colectivo y atractivo. El Pelado, al que no se le rasgan las vestiduras por más que la presión atente contra la mente fría, estuvo rápido de ideas y sin vacilar sacó a al capitán y sub, que estaban teniendo un partido bastante flojo. Nada más que eso. Matías sólo buscó darle movilidad y apostar al oportunismo del francés, que con su altura podía abrir el cerrojo rival a través de un pelotazo. Y de paso, dejó un claro mensaje (cómo después afirmó en conferencia de prensa): River por arriba de los nombres.

Y así fue. Los ingresos del “Keko” Villaba y Martín Aguirre, le dieron chispa a una braza que de a poquito se apagaba. El “Pelado” terminó jugando con 3-4-3, súper ofensivo que desnuda las intenciones de River. Los partidos se ganan en noventa minutos y si no se pueden triunfar por juego asociado, pesan las individualidades. Pero nadie puede quitarle el mérito a Almeyda, de que ante Ferro, se la jugó por el bien de su equipo y no apostó a que lo salvaran los héroes de siempre.

Primero Ramiro Funes Mori, tras una guapeada del galo en el área, abrió el marcador. Después el otro “Melli”, desniveló en dónde pesan las piernas y le cometieron un penal, que ajustició David. Y luego, en tan sólo 10 minutos Trezeguet, copió a su amigo Zinedine Zidane y dibujó una volea deliciosa que besó el ángulo. Delirio, fantasía y optimismo. Porque, con “David Treze la ilusión”.

jueves, 29 de marzo de 2012

Embajadores del Buen Pie


Se lleva en la sangre. El ADN riverplatense los hace distintos. La siguiente sección buscará mostrarle, a todos los hinchas de la Banda, ¿Qué es de la vida? de esos jugadores que supieron enarbolar, en lo más alto, la bandera de la institución.


"El salto del Tigre"

Explotan las redes. Mejor dicho se perforan. Su paso hacia la eternidad es arrollador. Radamel Falcao García Zárate, está considerado (libra por libra) como uno de los delanteros más letales de todo el fantástico planeta fútbol.

Sin embargo, su historia tuvo varios matices. No todas fueron luces encandilantes en su trayectoria. El desarraigo marcó una clara etapa en su ser. El Tigre de Santa Marta, Magdalena (Colombia), emigró desde muy joven con el sueño de cumplir su sueño de futbolista. Con tan sólo 13 años, debutó en un torneo oficial colombiano. Era tan sólo un “purrete”, cuando con tan sólo15 abriles, River Plate se hizo acreedor de su ficha. En inferiores se destacó de tal manera, que en el año 2005 Leonardo Astrada le daría minutos en una derrota por 2 a 1 contra Gimnasia de La Plata. Pero, Reinaldo Carlos Merlo, alias “Mostaza”, sería quien le daría la confianza necesaria para que explote. El ex volante central, posó sus ojos en él y lo mandó sin escalas de titular en un clásico picante ante Independiente. Con su capacidad goleadora y voraz, encandiló a todos. Fue un huracán, que anotó dos goles (para un global de 3 a 1) y posibilitó un triunfo muy necesitado ante el “Rojo” de Avellaneda. Su apetito no fue fácil de saciar y en tan sólo 11 partidos marcó siete veces. Una lesión ligamentaria, sería la primera traba de su carrera.

Su vuelta fue muy esperada. El público “Millonario” ya sabía lo que podía ofrecer Radamel. Tenían todas sus ilusiones depositadas en este joven delantero cafetero. Hay que remarcar, que durante su carrera, a su enorme capacidad goleadora, Falcao le agregó olfato en el área y sobre todo mucha garra, atributo que logró que el apodo de “Tigre” no se hiciera esperar. Durante su estadía en Núñez, les marcó goles a todos los equipos grandes, dejó un triplete para la historia ante Botafogo (Brasil), obtuvo un título y se destacó con una gran personalidad en un momento tan crítico, cómo fue el salir por primera vez en la historia último en un torneo organizado por la AFA. 45 goles en tan sólo 100 partidos, provocaron un salto, insostenible, a Europa a mediados del año 2009.

El multicampeón Porto (Portugal) lo cobijaría por tan sólo 5,5 millones de euros. Una ganga made in Aguilar, teniendo en cuenta el valor porque el que dos años después lo venderían. El país de Cristiano Ronaldo y Eusebio, lograría que Radamel madurara como un delantero Clase A. Sus goles valieron títulos: tres supercopas de Portugal, dos Copas portuguesas, una Liga Nacional y una UEFA Europa League. 72 goles en 87 presentaciones (incluyen el récord de 17 tantos en la Copa UEFA 2010/11) lo catapultarían a un grande español.

El Atlético de Madrid, posaba su mirada en él, en la clara búsqueda de reemplazar correctamente a su joya Sergio Agüero, que emigraría al Manchester City. Lejos de los flashes lusos, dónde fue la máxima figura del fútbol local por dos temporadas consecutivas, en España (dónde se desempeña actualmente desde mediados del año pasado) debe compartir cartel con cracks de la talla de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Xavi Hernández, Gonzalo Higuaín o Kaká. Su performance, en el equipo “Colchonero”, es tan alta que ya los gigante europeos se obsesionan con él. 26 goles en 37 presentaciones, demuestran que su nivel futbolístico es ascendente y no una mera racha positiva.

Lo cierto, es que Radamel nunca se olvida de sus raíces y sueña con retirarse en un Monumental repleto y jugando en plenitud física. Un orgullo de la casa, que hace gala de sus dotes riverplatenses.

martes, 27 de marzo de 2012

Paladar Negro

TITULARES

Daniel Vega (6): Seguro volvió a mantener en cero su arco por quinta vez en el partido. La mancha: un centro cruzado que se le escapó en el área chica y trajo peligro para su defensa.

Luciano Vella (6): Mejoró su nivel con respecto al encuentro contra Deportivo Merlo, tuvo un cierre clave en defensa y fue salida constante por derecha..

Jonatan Maidana (6): Buen partido del central. Le costó afirmarse pero cuando lo hizo, fue el patrón de la defensa.

Ramiro Funes Mori (5): Leonel Altobelli lo volvió loco. Lo anticipó por abajo todo el partido. Impecable de arriba como de costumbre.

Juan Manuel Díaz (5): No fue su mejor tarde. Si bien siempre se ofreció como alternativa, no terminó bien, ninguna jugada de ataque.

Lucas Ocampos (4): Flojo encuentro del juvenil. No pudo desnivelar por su banda y casi no tuvo participación. Salió reemplazado en la segunda etapa.

Leonardo Ponzio (6): Preso del sistema, le costó hacer pie frente al mediocampo superpoblado de Gimnasia. Igualmente, se la bancó de la mejor manera. Trasladó mucho y pateó de afuera sin sentido. Además, recuperó muchas pelotas.

Carlos Sánchez (7): El mejor de River. Un motorcito que no se cansó de generar peligro. Gran centro a la cabeza de Trezeguet en el primer tiempo..

Alejandro Domínguez (5): Entra mucho en el juego sucio de los rivales. Cuando se dedica a jugar al “fútbol” marca la diferencia.

Fernando Cavenaghi (4): Muy malo lo del capitán. Inconexo con Trezeguet, se apuró en muchas jugadas y definió mal en otras. Sin embargo, es el mejor jugador del equipo y el goleador incuestionable.

David Trezeguet (6): El mejor en ofensiva. Definió mal un centro perfecto de Sánchez y metió un cabezazo bárbaro desde la medialuna del área que casi termina en gol. Rebotando y pivoteando es impecable..

CAMBIOS

Martín Aguirre (6,5): Sus ingresos revolucionan el equipo. Le sacaron el gol desde la línea. Pide pista…

Gabriel Funes Mori (5): Perdió más de lo que ganó en poco más de diez minutos en cancha.

Andrés Ríos (-): Su inceso fue casi inexplicable. No tuvo casi participación en el juego.

DT

Matías Almeyda (5):Esta vez el “Pelado” se equivocó. Por mantener el tridente ofensivo, le quitó seguridad y juego asociado al equipo. Después arriesgó, sin sentido, al juntar cuatro delanteros centro. Debió haberle hecho un lugar al “Keko” Villalba para que explote sus desbordes.

¿Goles son amores?



La semana pasada, el tema de charla “del café” era el poder de anotación del equipo de Almeyda. Muchas afirmaciones se hicieron eco en los medios de comunicación. Que River Plate era el equipo más goleador de todas las categorías del fútbol argentino (sigue con ese título). Qué después del 3 a 0 conseguido ante Deportivo Merlo todos veían un final feliz de temporada. El empate 0 a 0 ante Gimnasia, logró cambiar discursos como si los hubiese pronunciado un tal Borocotó. Ni tan mal ni tan bien. Ese es el nivel del Millo. Con muy poco en ofensiva, con escasa circulación de pelota, con David Trezeguet auto-abasteciéndose, logró generarle al menos seis chances claras de gol al equipo de Pedro Troglio. De no ser por la baja eficacia de la dupla atacante de “La Banda” y de la soberbia actuación de Monetti (portero del “Lobo”), sin dudas el conjunto de Núñez se hubiese llevado los tres puntos hacia el Monumental y hoy muchas voces estarían silenciadas, como si nada hubiese pasado.

Igualmente, no hay que hacer oídos sordos. “Cuando el río suena por al es”, solían decir nuestros antepasados. El forzado ingreso del tridente súper TOP de la B Nacional, hizo que Ezequiel Cirigliano oficiara de un lujoso calienta banco. Y quizás ese es el primer desajuste, bien marcado, con el que cuenta el once del “Pelado”. “Ciri”, es sin dudas la salida limpia del equipo, el primer pase y la habilitación entre líneas. Sin su cuota de fútbol se nota la diferencia. Leo Ponzio (cada vez juega mejor) tiene que trasladar mucho la pelota y en un medio súper ofensivo (con Carlos Sánchez y Lucas Ocampos), muchas veces queda en clara inferioridad numérica. Y, esa situación, conlleva a que los defensores pierdan consistencia en el fondo. Sin embargo, son todos errores que se pueden solucionar, teniendo en cuenta que River marcha segundo (a sólo tres unidades de Instituto), con doce encuentros por delante y con recambio de equipo grande. El pelado tiene tarea para el hogar, y como de costumbre, trabajará sin cesar en la semana para corregir los errores.

viernes, 23 de marzo de 2012

Embajadores del Buen Pie

Se lleva en la sangre. El ADN riverplatense los hace distintos. La siguiente sección buscará mostrarles, a todos los hinchas de la Banda, ¿Qué es de la vida? de esos jugadores que supieron enarbolar, en lo más alto, la bandera de la institución.

El Gran Capitán

Su historia, ya de por sí, es bastante particular. Oriundo de San Lorenzo, Santa Fé, Javier Mascherano fue un jugador emblemático en todas las categorías de inferiores que le tocó participar. “Masche”, tuvo su debut profesional en la selección antes que en el Millonario). Quizás una marca de lo que iba a ser su carrera.

Sparring de la Selección Mayor en el año 2002 (formó parte de todas las categorías juveniles), deslumbró al extraordinario Marcelo Bielsa y el 19 de junio de 2003, se puso la albi celeste en un amistoso ante Uruguay que finalizó 2 a 2. El motivo: la inauguración del estadio Único de La Plata. Un mes y medio después, Manuel Pellegrini no tuvo más remedio y le dio minutos con el Manto Sagrado, en una victoria por 2 a 1 sobre Nueva Chicago. Fueron poco más de dos años en un altísimo nivel. Su performance en River contó con dos títulos locales, una final de Copa Sudamericana y dos semifinales de Copa Libertadores. Un total de 72 partidos y un idilio interminable con la gente. Eran otros tiempos…

Se fue por 15 millones de dólares al Corinthians (Brasil) con su amigo Carlos Tévez. Jugó muy poco, se lesionó y les mostró su carácter a los brasileños. Igualmente, sería parte de un histórico campeón del “Brasileirao”. Un año y medio después, Inglaterra sería su destino. West Ham United, se hizo acreedor de sus servicios, en una operación conjunta con Tévez, en alrededor de 50 millones de euros. Tuvo un semestre de bajo nivel, jugó cinco partidos y en diciembre pidió un cambio. Parecía que el “Jefecito” no volvía a ser.

Y, en ese momento, apareció el Liverpool. Se hizo amo y señor del equipo. Supo compartir el mediocampo con figuras clase A como Xavi Alonso o Steven Gerrard. Disputó 153 partidos y llegó a una final de Champions League, en la que fue elegido como figura. Su estilo de juego llamó la atención de los grandes europeos, pero el destino le tenía deparada una sorpresa. Joseph Guardiola, entrenador del mejor equipo de la historia según mi parecer, quería verlo vestido de azulgrana. Se sentía identificado con su juego. “Masche”, después de un flojo Mundial 2010, se presentó en un vestuario plagado de figuras, comandadas por un tal Lionel Messi. Amigo del rosarino (se conocieron en la Mayor), su adaptación fue mucho más sencilla de lo esperada. En su primer temporada ganó casi todo lo que jugó: Liga española, Champions, Supercopa y Mundial de Clubes. Terminó jugando de titular indiscutido (ya suma 50 partidos en el Barca) y se adaptó a una nueva posición en cancha: defensor central, peleándole el puesto a dos cracks como Gerard Piqué y Carles Puyol. La actual temporada lo encuentra como habitual nombre en el Once y Pep lo considera irremplazable.

Esta fue la historia de un futbolista que superó adversidades y logró hacerse “Jefe” en todos lados.

lunes, 19 de marzo de 2012

Paladar Negro


TITULARES

Daniel Vega (6): Partido sin inconvenientes para el misionero. Respondió bien en algunas jugadas muy aisladas. Mantuvo en cero su valla por cuarta vez en el torneo sobre seis partidos disputados.

Luciano Vella (4): Flojo partido del experimentado lateral. No lanza bien ningún centro y falla en los cierres defensivos por su zona (Maximiliano Estévez y Ramiro López).

Jonatan Maidana (5): Se lo nota falto de confianza. Le costó afirmarse y luchar con el moreno Blanco, pero de todas maneras fue el mejor de la defensa.

Ramiro Funes Mori (5): Ganó todo de cabeza como de costumbre, pero le costó demasiado rechazar con al diestra. Su desempeño por momentos fue bajo.

Juan Manuel Díaz (5): A veces su presencia resulta intrascendente. Se cuidó de la quinta amarilla y estuvo muy atento en el juego aéreo.

Lucas Ocampos (6,5): Centro perfecto con su pierna izquierda –menos hábil- para el testazo limpio de Trezeguet (practicaron este movimiento toda la semana), ayudó en la marca y regaló algunos lujos.

Leonardo Ponzio (8,5): El mejor de la aboga por escándalo. Se fajó contra los tres volantes centrales rivales y ganó casi siempre. La perla: le sobró aire para asistir a Cavenaghi en el tercer gol, ya en el adicional.

Carlos Sánchez (6,5): Gran partido del volante. Exige siempre por la banda y proporciona ritmo vertiginoso en el ataque.

Alejandro Domínguez (4): De lo más flojo desde su vuelta a River. Impreciso, displicente y lento. Le costó afirmarse como enganche, pero desde la posición de doble cinco en la segunda etapa, asistió al capitán para su primer gol. Nada más, partido olvidable el del jugador más técnico del plantel.

Fernando Cavenaghi (8): Dos goles, uno de emboquillada con un perfecto movimiento de ballet. 17 goles en 24 partidos son la razón de su idolatría. El capitán es el alma del equipo y se siente. Cuando no convierte, asiste y cuando no asiste, se sacrifica por el equipo.

David Trezeguet (7,5): Golazo para destrabar el partido, exige siempre, pivotea mejor y no falla un pase. El francés es furor en River: marcó seis veces en cinco presentaciones.

CAMBIOS

Martín Aguirre (6,5): Su ingreso fue picante. Marcó, gambeteó y probó al arco en poco más de 20 minutos en cancha.

Gabriel Funes Mori (-): Tuvo una y no convirtió. Nada más.

Ezequiel Cirigliano (-): El volante entró para darle más circulación al juego. Cuando se enchufa, se nota.

DT

Matías Almeyda (6): Después del empate como visitante ante Defensa y Justicia, Matías tomó nota y pensó en alinear desde el arranque a su tridente ofensivo. Mal no le fue: un gol de Trezeguet y dos de Cavenaghi, y victoria cómoda pro 3 a 0 al difícil Deportivo Merlo. El sacrificado fue Cirigliano, pero al ser joven no molesta. Ponzio se hizo cargo del mediocampo y no sufrió gracias a su gran timming. La mala: la defensa sigue dando ventajas y a Vella le cuesta muchísimo tanto en ataque como en defensa.

domingo, 18 de marzo de 2012

"Fútbol HD"



Sin dudas, el Siglo XXI estará considerado como la era de las tecnologías. Dentro de este período dos aristas resaltan sobre las demás: la expansiva Internet y la imaginativa Televisión. Hace tan sólo unos años, una persona que quería observar un encuentro de fútbol por la “pantalla chica”, debía conformarse con los bajos pixeles y calidad tecnológica de los televisores argentinos. Desde hace tres años (al menos), cambió la concepción de estas miradas con la llegada de la Alta Definición (HD). River Plate no quiso quedar afuera de la modernidad y para su durísima incursión en la inédita B Nacional, trajo dos especialistas en el arte de definir: Fernando Cavenaghi (17 goles en 24 partidos) y David Trezeguet (5 en 6 encuentros).

Un lujo la delantera millonaria. Si a estos dos “players” se le suma el exquisito Alejandro Domínguez, River puede lucir orgulloso en cancha, su tridente ofensivo de primer nivel. A veces parece chico el concepto, pero al equipo de Matías Almeyda generalmente le alcanza para torcer los rumbos de los partidos con su fuerte ofensiva. Deportivo Merlo, dirigido por Néstor Ferraresi (hombre fuerte del ascenso) no pudo escaparle a la realidad. Planteó un partido inteligente, trabado en el mediocampo. Le tapó las bandas al once de Almeyda y no dejó volar al “Chori”. Y hasta por momentos llegó a complicar a la defensa local (cómo esa llegada clara por detrás de Luciano Vella, que Ramiro López remató muy desviado). Pero todo cambió a diez minutos de finalizar el primer tiempo. Lucas Ocampos, que hizo muy bien la tarea en la semana (practicó centros desde la izquierda) le puso la pelota en la cabeza a Trezeguet y éste con un testazo rompió el ángulo. El travesaño le dio una vida más y el francés, con ojos bien abiertos, respondió rápidamente y abrió el marcador de manera muy eficiente. Y ahí, en ese instante, se desmoronó definitivamente el conjunto de la zona oeste de Buenos Aires. Esa fue la llave que desactivó el fuerte cerrojo rival.

La segunda etapa encontró a una “Banda” más decidida y comprometida con el ataque. Con las líneas más juntas y con menos errores defensivos. Un pase preciso de Domínguez, provocó la gran ovación de la tarde: “Cavegol” picó en punta y desde la medialuna del área lo vio adelantado al arquero y se la pinchó sobre su humanidad. Golazo, una definición made in Fernando. Ese fue el final partido. Después sobró el tiempo para un toqueteo intrascendente, para el lucimiento de Leonardo Ponzio (ya no es descabellado decir que los refuerzos de Passarella en esta temporada, tienen un excelente nivel) y para el gol número diecisiete del capitán. Un robo en mitad de cancha del rosarino y habilitación para Cavenaghi, que a lo Romario, punteó la pelota y decretó el 3 a 0 final. Un resultado inobjetable, que fue más mérito de las individualidades que del juego colectivo.

domingo, 11 de marzo de 2012

Paladar Negro

TITULARES

Daniel Vega (4): El ex Chicago no sufrió un puntaje más bajo porque soy de los que creen que las personas pueden fallar en su trabajo, pero sinceramente fue pobrísimo lo de Daniel. Se equivocó gravemente en el primer gol, salió siempre mal y nunca dio seguridad. A su favor, tuvo un atajadón en un tiro libre en la segunda etapa.

Luciano Abecasis (5): Irregular lo del rosarino que tuvo altibajos en el primer tiempo. En el primer gol cedió dio el espacio para que Matías Díaz saque el centro desde el lateral (manual del defensor, sin culpas), pero perdió en algunas jugadas. Fue el sacrificado para que ingrese Trezeguet.

Jonatan Maidana (4): Pobre partido del ex Los Andes. Nunca dio seguridad, perdió siempre con Piriz Alves y se confundió seguido con la pelota en los pies... Germán Pezella se merece una chance.

Ramiro Funes Mori (4): No dio seguridad nunca (raro en él), metió sin querer un gol en contra (le rebotó en el hombro) y ganó muy poco de cabeza, salvo esa que casi mete en el final.

Juan Manuel Díaz (4): Impreciso y desconcertado. Se lo notó nervioso y le costó mucho ser esa salida clara de siempre.

Lucas Ocampos (6): De lo mejor de River. Un golazo por anticipación y definición posterior. Fue el único que generó peligro sin ser impreciso.

Ezequiel Cirigliano (4): El peor partido del juvenil con la camiseta del "Millo". Se lo notó muy perdido, nunca fue ese primer pase claro de siempre y salió reemplazado a poco de iniciado el ST, por Martín Aguirre.

Leonardo Ponzio (6): No tuvo el nivel de encuentros anteriores, pero siempre buscó ser rueda de auxilio. Perdió mucho más de lo que ganó pero dejó el alma.

Carlos Sánchez (5): Mal en la ejecución de ese mano a mano perdido en el PT. Excelente en el centro de gol a Trezeguet. Tuvo errores pero siempre exige.

Alejandro Domínguez (5,5): La pidió siempre. Le costó desnivelar pero dibujó varios pases gol. Intermitente pero no se escondió. La mala: se pelea mucho y se cruza hasta con los alcanzapelotas.

Fernando Cavenaghi (4): Uno de los peores encuentros del Capitán en River. Nunca pudo ganar de arriba, le costó desnivelar y desperdició un mano a mano increíble. No fue su tarde-noche.

CAMBIOS

David Trezeguet (9): Delantero clase mundial. En 19 minutos marcó dos goles. Lleva 4 en 5 partidos oficiales. Y la mala prensa dijo que llegaba a River porque estaba roto… Impresionante lo del francés.

Martín Aguirre (6): Buscó hacer su juego de siempre: tocar rápido y salir en busca del arco contrario. Le costó escapar a la presión del mediocampo de Defensa y Justicia, pero se puede decir que tuvo una aceptable actuación.

DT

Matías Almeyda (5): Ricardo Rodríguez le dio un curso acelerado de precisión y juego asociado. En el segundo tiempo arriesgó al poner a Trezeguet por un defensor y la apuesta le salió a medias: el francés marcó dos golazos de goleador, pero Defensa también anotó dos veces y llevó mucho peligro por el sector de Abecasis. Muy importante la audacia y las ganas de conseguir la cima del torneo.

Defensa sin Justicia

Una de las típicas frases futboleras por excelencia es, sin dudas: “los equipos se arman de abajo hacia arriba”. Al pasarla en limpio, esta expresión se refiere a una de las máximas del fútbol inexpugnables. Mantener el cero en el arco propio y a partir de ahí trabajar los partidos para ganarlos. Esa es una escuela clásica (que muchos conjuntos del fútbol argentino la exprimen al máximo), pero a esta altura, todos, deberían saber que Matías Almeyda cursó un posgrado acelerado en otro instituto…

El “Pelado”, se cansó de aclarar a los medios periodísticos, que su idea futbolística se basa en atacar constantemente el arco contrario, porque esa es la filosofía madre de River Plate. Hacer cambios ofensivos y tratar de evitar quedar mal parado en las contras (maldito problema del primer semestre) y en los ataques aéreos. Buscar incansablemente los errores del rival, presionar y llegar con superioridad numérica al área de enfrente… Bueno, todo esto falló en conjunto ante Defensa y Justicia en el Estadio Único de La Plata, proporcionándole a los espectadores un juego vibrante, emocionante y desordenado. Un 3 a 3 que quedará para siempre en la memoria de los de Florencio Varela y hará que muchos millonarios mediten y se pregunten ¿Por qué River no pudo llegar a la cima del torneo cuando (otra vez) se le presentaron todas las posibilidades?

Las respuestas son claras, si uno se basa meramente en los datos estadísticos. Lo fáctico casi siempre les da la razón a los escépticos. El once de Almeyda nunca pudo vencer en este certamen a un conjunto que se encontrara de mitad de tabla para arriba. ¿Nervios, ansiedad o timidez? Lo cierto es que otra vez se dejó pasar una chance inmejorable (Instituto había caído goleado en Paraná ante Patronato y Quilmes había igualado como visitante con Deportivo Merlo) y el Millo no pudo contra sus propios fantasmas. Tuvo un arranque arrollador con un golazo de Lucas Ocampos (ya lleva seis) tras un error rival. Pero de a poco fue perdiendo la pelota en el mediocampo (flojísimo partido de Ezequiel Cirigliano) y Matías Díaz clavó un gol de esos que se ven en el “No Top Ten” de un noticiero deportivo conocido: flojísima respuesta de Daniel Vega ante un centro venenoso que se coló al segundo palo. A partir de ese momento, el Millo parecía ser dos equipos bien distintos, Doctor Jekill y Mister Hyde. Uno cuando atacaba; otro cuando defendía. El primer tiempo finalizó con más dudas que certezas. En la segunda etapa, Almeyda mandaba a David Trezeguet al campo de juego…

Y el francés fiel a su nivel demostrado partido a partido no desentonó: marcó dos golazos importantísimos en tan sólo 19 minutos. El primero para darle ventaja al Millo, apenas comenzado el segundo tiempo. El segundo como un electro shock salvador y decretar el empate final. Pero, ante el “Halcón de Varela”, fue un encuentro en el que se alinearon todos los planetas: floja actuación de los centrales, de la dupla de medios y de Fernando Cavenaghi. Ni hablar de Vega, que cada vez ataja peor. Demasiado resultado, para tan pobre presentación. Por eso, el empate terminó siendo una victoria por más que hiera el orgullo riverplatense. Se le descontó una unidad al puntero Instituto y se mantuvo el invicto ante el lote de equipos que pelean por un ascenso. Ante Merlo, la próxima fecha en el estadio de Vélez Sarsfield, se deberá dar una verdadera muestra de carácter.

jueves, 8 de marzo de 2012

Paladar Negro

Leandro Chichizola (6): Tuvo un arranque de partido algo inseguro (blooper con Pezella) pero se acomodó y tuvo una gran tapada al final del mismo.

Luciano Vella (5): Se cansó de ir y venir por el carril derecho, pero a veces marca mal y tiene errores en el traslado de la pelota.

Germán Pezella (6): Correcto partido del central. Seguro, siempre sobrio, tuvo un desliz: fue amonestado por un foul inocente y jugó gran parte del encuentro condicionado.

Leandro González Pirez (6): Se lo nota muy cómodo con su amigo bahiense, con el que comparte la zaga en defensa desde hace 6 años. Impecable en el juego aéreo.

Juan Manuel Díaz (6): Sobrio, sereno y sin sobresaltos. El uruguayo conoce el puesto y no desentona casi nunca.

Martín Aguirre (8): La figura del partido por fútbol y dinámica. Marcó un golazo y logró que todos jugaran. Bien por el “Gula” que volvió al nivel del semestre pasado.

Nicolás Domingo (6): Fue capitán, corrió, metió y hasta intentó jugar. Redondito lo del juvenil-veterano.

Cristian Ledesma (5): Algo lento, pero muy preciso en el pase corto. Le faltó profundidad y un poco más de constancia en le quite.

Daniel Villalba (8): Distinto lo del correntino. Usó la diez y no le pesó para nada. Habilidoso y encarador jugó un gran partido. Los volvió locos a todos los rivales.

Rogelio Funes Mori (7): Parece mucho más tranquilo el mellizo. Sereno, tiene olor a gran proyecto. Volvió a anotar un gol y fue muy desequilibrante.

David Trezeguet (6): Impecable en el circuito ofensivo, sólo le faltó marcar su gol. Se fue molesto por no haberlo hecho, ya que el gol lo obsesiona. Es un delantero tremendo, que muestra un repertorio completo en ofensiva.

SUPLENTES

Andrés Ríos (5): Se asoció, pero le costó acercarse al arco rival.

César González (5): Se movió por izquierda, pero tuvo poca participación en cancha.

Juan Cazares (-): Unos minutos y una ovación de los hinchas para el moreno, por el cuál se tienen grandes ilusiones.

DT

Matías Almeyda (6): El “Pelado” se la jugó con un equipo muletto ante un rival desconocido, y no desentonó. La fórmula 4-4-2 le encanta y lo hace sentir tranquilo. Le dio rodaje a Martín Aguirre y recuperó a Rogelio Funes Mori y Daniel Villalba. Falta mucho, pero Matías va por muy buen camino.

miércoles, 7 de marzo de 2012

"No alcanzan las montañas..."



“No alcanzan las tribunas, no alcanzan las entradas”, se regocijan ante la mala actualidad riverplatense, los hinchas millonarios que hacen culto a la pasión. Frase envidiada por muchos, que el pasado martes en Catamarca llegó a su máxima expresión: un estadio repleto que contó con el condimento extra, de que sin lugar dentro de la cancha, un centenar de hinchas decidió copar el cerro que se encuentra detrás de una de las cabeceras y así utilizar la platea más natural del mundo, para vivir un cómodo triunfo por 2 a 0 de “La Banda”.

En el medio de tanto color y amor por la camiseta, existió un partido, muy disputado, entre habituales suplentes del “Millo” y un digno representante del Torneo Argentino A: Sportivo Belgrano de San Francisco Córdoba. Todo esto, en el marco de los 16ª de final de la flamante y federal Copa Argentina.

El team muletto de Matías Almeyda tuvo un arranque de partido voraz. Le presentó credenciales de inmediato al conjunto cordobés al contar con dos arremetidas de David Trezeguet, que de no ser por las grandes intervenciones de Barucco (arquero rival) el encuentro podría haber tenido un trámite mucho más sencillo a minutos de comenzar.

Con el correr de los minutos el equipo de Daniel Primo fue ganando en confianza en su juego y comenzó a disputarle el mediocampo, sin ningún temor, a Nicolás Domingo y Cristian Ledesma, que llegaban con poco rodaje en esta temporada. El primer tiempo llegó a su fin, y dejó al “Pelado” con más dudas que certezas a pesar de haber sido un partido de esos que parecen ganables en todo momento.

Ya en la segunda etapa se acentuaron las diferencias entre los planteles y, ahí, Martín Aguirre (habitual titular en el primer semestre) acrecentó su figura hasta marcar un golazo de volea desde la medialuna del área. A partir de ese momento, el encuentro se destrabó y tanto Daniel “Keko” Villalba como el “Gula” Aguirre marcaron distancias e hicieron pesar su juego hasta marcar el segundo tanto de River Plate. Este, fue una obra magistral “made in” Rogelio Funes Mori: gambeta con caño incluido en mitad de cancha. Diagonal furiosa hacia el arco y bombazo al primer palo del arquero. Antes y después de esa jugada clave, el francés malogró, al menos, unas cinco chances claras de gol. Igualmente, el ex Juventus, es el manual vivo de cómo tiene que jugar un delantero centro. Si Funes Mori aprovecha al maestro, en junio podremos hablar de otro tipo de atacante.

En tanto, Almeyda arriesgó mucho (por más que el rival sea menor, un equipo grande tiene demasiado que perder en caso de caer derrotado) y sacó grandes conclusiones: la seguridad de Germán Pezella y Leandro González Pirez, el nivel de Aguirre, la recuperación de Daniel Villalba como una opción creativa y la dupla delantera suplente que se complementa de la mejor manera. Ahora se viene Defensa y Justicia por la B Nacional, pero el “Pelado” puede sentirse tranquilo por su racha virtuosa en partidos oficiales del 2012.

lunes, 5 de marzo de 2012

Paladar negro






Daniel Vega (6): Buena actuación la del arquero. Se mostró seguro en la mayoría de las jugadas, salvo en algunos centros venenosos.

Luciano Abecasis (6): Correcto partido del lateral. Sigue manteniendo el nivel mostrado fechas anteriores. Salida limpia por la derecha.

Germán Pezella (7): El mejor de la defensa juvenil. En su primer partido como titular en el certamen confirmó todo lo que se dice de él: buen juego aéreo, salida limpia y mucha presencia. Enorme futuro el del bahiense.

Ramiro Funes Mori (7): Gran performance del mellizo. Excelente en la zaga central e impecable cuando suplantó a Arano en el lateral izquierdo.

Carlos Arano (-): Venía alternando errores con aciertos, hasta que se rompió los ligamentos de una rodilla. Estaría entre dos o tres meses de baja. Lo operan este jueves. ¡Suerte Chiche!

Lucas Ocampos (6,5): Un tractor pura sangre que demuestra partido a partido porque los grandes equipos de Europa se mueren por él. Lujoso y potente, pero a veces falto de resolución.

Ezequiel Cirigliano (5,5): Mucho despliegue en el mediocampo, se fajó y ganó más de lo que perdió. El déficit: regaló algunas pelotas. Salió reemplazado por David Trezeguet.

Leonardo Ponzio (7,5): Otra vez la figura de la cancha. Un relojito que juega sobrio, distribuye, marca. Gran nivel del rosarino, que hace que “Ciri” crezca sin grandes responsabilidades.

Carlos Sánchez (4): El punto más bajo del equipo. Estuvo impreciso y le faltó su característica explosión.

Alejandro Domínguez (7,5): Lo chicanearon en la previa y no se escondió. Es el autor intelectual del circuito ofensivo del equipo. Tuvo en su poder 3 ¡uuuhhh! que hicieron atragantar a la hinchada. La mala: entra seguido en el juego dialéctico de los rivales.

Fernando Cavenaghi (5,5): Corrió mucho, se asoció en ofensiva y no se equivocó casi nunca con la pelota en los pies, pero desperdició una clara chance de gol.

CAMBIOS

David Trezeguet (5,5): Un animal del área. Cada pelota que merodea por donde esta él, la envía sin escalas al arco rival. Le soplaron el gol del triunfo por muy poquito. Si River se decide a jugar para él cuando está en cancha, va a encontrar grandes soluciones ofensivas.

Gonzalez Pirez (6): Ingresó por le lesionado Arano y completó una inédita defensa Sub-21. No se achicó ni amedrentó en ningún momento y controló a los delanteros rivales. A veces abusó del pelotazo.

DT

Matías Almeyda (7): Tomó muchas decisiones acertadas esta vez. Bien eligiendo a Pezella (a pesar de no tener rodaje) para reemplazar a Maidana. Mejor al poner a González Pirez por Arano, en vez del experimentado Luciano Vella. Arriesgó al sacar a Cirigliano y casi consigue el triunfo. Su equipe busca llegar al gol por varios caminos. Mal expulsado (fue a defender a su jugador ante las agresiones rivales) y cada vez se lo nota más maduro en la lectura de los partidos.