Se veía venir. Fue uno de esos días cruzados. Esa mañana que te levantás con el pie izquierdo, te caes al piso enrededado con la sábana y encima llegás tarde al trabajo. Todo mal. Bueno, algo así, pero trasladado al fútbol fue lo que le sucedió a River. El pasado domingo, en el estadio de Vélez Sarsfield, el “Millo” visitó a Atlanta y sufrió un cachetazo inolvidable e inesperado.
El clic del encuentro fue a los 32 minutos de la primera etapa. Hasta ese momento, el partido era una especie de monólogo (no existía un dominio total de pelota y territorio, pero River jugaba claramente en campo rival). Fernando Lorefice, volante tapón rival con pasado en Independiente, tomó una pelota a metros de la medialuna del área y la clavó en el ángulo izquierdo de Vega, derrumbando de un plumazo todo lo escrito hasta ese instante.
“La banda”, había contado con varias chances para desnivelar pero no era el día. Y la claridad se hizo noche cuando casi diez minutos después Cavenaghi desperdiciaba un penal (inexistente) que podría haber acercado el marcador. Y, para rematar la fatídica tarde-noche, Ramiro Funes Mori leyó mal una contra rival y se fue expulsado como último hombre.
La labor del capitán merece un párrafo aparte. Sus ojos declaraban lo que expresaba su corazón: impotencia, desazón y tensión fueron su desesperación. Erró un penal increíblemente al lanzar la pelota casi dos metros arriba del arco, falló dos goles a los que os tiene acostumbrados (porque no hay que olvidarse que marcó 17 veces en este certamen) y marro pases tan sencillos como impensados (un ejemplo claro fue, el que inició la contra que derivó en la expulsión del mellizo Ramiro).
De vuelta en el partido, la segunda etapa fue infartante. El “Bohemio”, de la mano de los mellizos Soriano, se devoró al menos cinco situaciones claras de gol. E equipo de Almeyda igual: Cavenaghi, Trezeguet, Funes Mori y Carlos Sánchez pudieron dar vuelta el marcador sin parecer extraño. Este desequilibrio bien marcado entre ofensiva y defensiva, esta vez se debió claramente a una mala lectura del partido de parte del “Pelado” Matías Almeyda. Su equipo terminó totalmente descompensado. Con Villalba y Sánchez como laterales, con Ponzio como lanzador y con tres puntas desabastecidos. Una mención destacada, es la que merecen, Daniel Vega y Juan Manuel Díaz (tantas veces repudiados), que colaboraron para que la derrota no se convierta en catástrofe y tuvieron un nivel digno de la camiseta que usan. Ahora se viene el complicado Quilmes, este miércoles por
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