Monumental
fue el triunfo. Monumental fue el aliento millonario, por momentos
estremecedor. Una maraña de ilusiones y
compromisos. Monumental fue el achique, por decir de alguna manera, la actitud
del puntero Instituto. Porque si se realiza un análisis concreto, este pudo
haber sido el partido soñado, pero no, la historia riverplatense no lo permite.
Menos la categoría en la que se compite. Asimismo, en Núñez reina la
tranquilidad y a viva voz, se podrá decir: apareció River. Ese del constante
ataque, de los lujos productivos, de la voracidad ofensiva, del pressing, del
que contagia a cada minuto al público. Porque el marco fue tan extraordinario
como el cachetazo que sufrió el conjunto de Darío Franco, amo y señor (hasta el
momento) del Nacional B. Puntero, goleador y sólido, con abundantes momentos de
buen juego, se llevó en su mochila más de diez llegadas claras de gol en contra
y la marca indeleble de la firma de Trezeguet. Fue 1 a 0, pero pudo haber sido
mucho más.
En el
duelo de pizarrones, ganó la pulseada Matías Almeyda. De punta a punta. De
tridente a tridente. De Ramiro Funes Mori, Jonathan Maidana y Juan Manuel Díaz
a Fernando Cavenaghi, Alejandro Domínguez y David Trezeguet. De la seguridad
defensiva (Paulo Dybala y compañía brillaron por su ausencia) al ataque preciso
y coordinado. Porque esta vez quedó mucho más claro: los distintos se
entendieron y conversaron en el mismo idioma. “Fer” y “David”, se pasaron la
pelota, se asistieron mutuamente y se abrazaron en el gol. Nada de celos.
Por
otra parte, si la jerarquía individual
era demasiado fuego para muchos equipos
de este equilibrado Nacional B, se podría llegar a la certeza de que el “Pelado”
encontró el equipo. Justo ante el puntero. Y se puede decir que la clave fue un
venezolano. Raro, pero real. El “Maestrico” César González dio una clase de fútbol.
Un curso acelerado de cómo aprovechar y atacar-defender un carril. De
selección. Pero el once de Almeyda tuvo otros puntos muy altos. El tándem Leonardo
Ponzio- Ezequiel Cirigliano, que presionaban hasta el arquero (literalmente)
dio sus frutos. La defensa de tres con un líbero y dos stoppers, tuvo un gran encuentro.
Y el correcaminos Carlos Sánchez no desentonó y llegó con el tanque lleno.
Por
eso, River quedó a un sólo punto de la cima. En puesto de ascenso directo pero
con la tranquilidad que no se redujo en un momento clave. Contra Aldosivi (este
domingo) otra será la historia. Mientras disfruten, de un triunfo tan
necesitado como enérgico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario