"Una frase Millonaria"

"Una frase Millonaria"

miércoles, 25 de abril de 2012

"Paladar Negro"


TITULARES

Daniel Vega (7): Sin sobresaltos, respondió bien en las que tuvo a su alcance. Mantuvo el cero y es importante. Fue la 8º vez desde que es titular.
Carlos Sánchez (6): Un verdadero correcaminos. De lateral, de volante y de puntero. A veces le cuesta con la pelota, pero es incansable. Su presencia es insustituible.
Jonathan Maidana (7,5): Enorme partido del central, justo ante uno de los rivales más complicados y voraces. Se hizo patrón de la defensa y no dejó que el talentoso juvenil Dybala se destacara.
Ramiro Funes Mori (7): Se complementa muy bien con Maidana. El mellizo cada vez juega mejor en su posición. De arriba impasable y de abajo muy áspero.
Juan Manuel Díaz (7): Altísima labor del lateral. Hace al menos tres partidos que juega en un nivel top.
Leonardo Ponzio (6): Comenzó algo intenso, yendo a todas las pelotas con mucha vehemencia. Pudo haberse ido expulsado… Su segundo tiempo fue impresionante.
Ezequiel Cirigliano (7,5): Es una de las figuras del equipo. Toca, gambetea y raspa. Muy completo lo del juvenil volante. Además presiona hasta al arquero.
César González (8,5): Increíble. Ese es el adjetivo que mejor le queda a su participación ante Instituto. El “Maestrico” dio una verdadera clase de fútbol.
David Trezeguet (9): Es muy complejo explicarlo. Hace fácil lo difícil. Juega simple, de primera, pivotea, hace cambios de frentes al pie y marca goles. ¿Qué más se le puede pedir?
Alejandro Domínguez (6): Gran labor del enlace-delantero. En su posición desniveló constantemente y asistió tanto a Cavenaghi como a Trezeguet.
Fernando Cavenaghi (7,5): La entrega de siempre, el compromiso de la temporada y el fútbol de toda la vida. Esta vez se entendió de la mejor manera con su compañero de ataque. Se fue ovacionado.

CAMBIOS
Lucas Ocampos (6): Desniveló tanto por derecha como por izquierda. El poco tiempo que estuvo en cancha, lo utilizó de la mejor manera. Le hicieron un penal.
Gabriel Funes Mori (6): Corrió, buscó y casi encuentra. El juvenil delantero cada vez está mejor en el campo de juego. Pocos minutos en cancha.

DT

Matías Almeyda (8): Enorme partido del Pelado. Lo dibujó en la semana y lo expuso el sábado.  Fue su partido soñado como entrenador. Demostró que en la semana trabaja y le ganó de punta a punta al mejor equipo de la categoría. Tanto en defensa como en ataque su estrategia fue impecable.



martes, 24 de abril de 2012

"Monumental"




Monumental fue el triunfo. Monumental fue el aliento millonario, por momentos estremecedor.  Una maraña de ilusiones y compromisos. Monumental fue el achique, por decir de alguna manera, la actitud del puntero Instituto. Porque si se realiza un análisis concreto, este pudo haber sido el partido soñado, pero no, la historia riverplatense no lo permite. Menos la categoría en la que se compite. Asimismo, en Núñez reina la tranquilidad y a viva voz, se podrá decir: apareció River. Ese del constante ataque, de los lujos productivos, de la voracidad ofensiva, del pressing, del que contagia a cada minuto al público. Porque el marco fue tan extraordinario como el cachetazo que sufrió el conjunto de Darío Franco, amo y señor (hasta el momento) del Nacional B. Puntero, goleador y sólido, con abundantes momentos de buen juego, se llevó en su mochila más de diez llegadas claras de gol en contra y la marca indeleble de la firma de Trezeguet. Fue 1 a 0, pero pudo haber sido mucho más.
En el duelo de pizarrones, ganó la pulseada Matías Almeyda. De punta a punta. De tridente a tridente. De Ramiro Funes Mori, Jonathan Maidana y Juan Manuel Díaz a Fernando Cavenaghi, Alejandro Domínguez y David Trezeguet. De la seguridad defensiva (Paulo Dybala y compañía brillaron por su ausencia) al ataque preciso y coordinado. Porque esta vez quedó mucho más claro: los distintos se entendieron y conversaron en el mismo idioma. “Fer” y “David”, se pasaron la pelota, se asistieron mutuamente y se abrazaron en el gol. Nada de celos.
Por otra parte,  si la jerarquía individual era demasiado  fuego para muchos equipos de este equilibrado Nacional B, se podría llegar a la certeza de que el “Pelado” encontró el equipo. Justo ante el puntero. Y se puede decir que la clave fue un venezolano. Raro, pero real. El “Maestrico” César González dio una clase de fútbol. Un curso acelerado de cómo aprovechar y atacar-defender un carril. De selección. Pero el once de Almeyda tuvo otros puntos muy altos. El tándem Leonardo Ponzio- Ezequiel Cirigliano, que presionaban hasta el arquero (literalmente) dio sus frutos. La defensa de tres con un líbero y dos stoppers, tuvo un gran encuentro. Y el correcaminos Carlos Sánchez no desentonó y llegó con el tanque lleno.
Por eso, River quedó a un sólo punto de la cima. En puesto de ascenso directo pero con la tranquilidad que no se redujo en un momento clave. Contra Aldosivi (este domingo) otra será la historia. Mientras disfruten, de un triunfo tan necesitado como enérgico.

miércoles, 18 de abril de 2012

Paladar Negro

TITULARES

Daniel Vega (6): Sin sobresaltos, respondió bien en las que tuvo a su alcance. Mantuvo el cero y es importante.

Luciano Vella (3): Paupérrimo nivel del ex Newell´s. Ya no se explica su participación en el equipo. Defiende mal y ataca peor… Salió reemplazado por David Trezeguet.

Jonathan Maidana (6): Al principio le costó, pero después se asentó. Tanto de stopper como de central.

Leandro González Pirez (4): No mostró el nivel de siempre. Le pesó el Monumental en ebullición y la velocidad y picardía de los delanteros rivales.

Luciano Abecasis (6): Altísima labor del lateral. Por la banda derecha es un tren.

Lucas Ocampos (3): Volvió a mantener un bajo nivel. Se engolosina y elige mal casi todas las finalizaciones de las jugadas. Necesita un tirón de orejas.

Leonardo Ponzio (5): Tanto como volante central como líbero metió y recuperó de la mejor manera. Igualmente sigue algo errático.

Ezequiel Cirigliano (7): La figura del equipo. Armó un jugadón para el primer gol. Tocó, gambeteó y raspó. Muy completo lo del juvenil volante.

Carlos Sánchez (5): Es un motor por derecha o izquierda. No importa donde juegue exige. Es algo atolondrado pero suma.

Alejandro Domínguez (6): Gran labor del enlace-delantero. En su posición desniveló constantemente y asistió a Cavenaghi para el segundo gol del equipo.

Fernando Cavenaghi (6,5): La entrega de siempre, el compromiso de la temporada y el fútbol de toda la vida. Definió excelente y anotó su 18º gol en la campaña. Impresionante.

CAMBIOS

David Trezeguet (6): Lujos, juego simple y el asecho de siempre. Ya es el David de la gente…

César González (6,5): El venezolano entró, encaró por todos lados y sirvió el primer gol del encuentro. Pide pista.

Martín Aguirre (5): Entró para ayudar en el medio. Buscó caminos, pero erró algunos pases. Igual sirve.

DT

Matías Almeyda (6): Esta vez el “Pelado” leyó bien el partido. Buscó por las bandas, arriesgó, mantuvo el tridente y salió victorioso en una semana complicada (le ganó a Quilmes y a Huracán). Ahora recibe a Instituto con un poco más de aire.

"La Gloria o Nada"



Se sobrepusieron y es lo que importa. La derrota ante Atlanta había calodo hondo en el mundo riverplatense. Se podría decir que el color del día cambió drásticamente. El 2 a 0 a Huracán (y la victoria de entresemana por 2 a 1 ante Quilmes) trajo un alivio mentolado que hacía tiempo no se sentía por Núñez. Hasta los diez minutos del segundo tiempo, el clima estaba tan pesado como el ambiente en cancha. El mal juego que por momentos realiza el equipo se traduce verticalmente en nerviosismo. Los juveniles son los primeros que pagan los platos rotos y los ídolos no quedan exentos. Por eso, tanto Leandro González Pirez como Lucas Ocampos, sintieron el trajín de un Monumental en ebullición. La labor de ambos fue muy mala. Distinta, fue la historia para Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, que a pesar de tener actuaciones convincentes e irreprochables parecen tener una sombra gigantesca que crece a pasos agigantados: la de David Trezeguet. Cosas del fútbol (y el periodismo). Porque es indudable que los tres se entienden en cancha. El problema es otro. Y Matías Almeyda ya lo identificó. El ingreso al once titular de Ezequiel Cirigliano dejó claramente en evidencia la falta de circulación en ofensiva. “Ciri” es simpleza en estado puro. Juega a un toque y lee los partidos. Además, gambetea cuando se necesita, raspa y se hace eje del ataque. Esa fue, la clara diferencia entre el “Millo” y el “Globo”. Los de Parque Patricios penan en la cancha, pero no negocian la actitud. Y esa fue la cuestión que le hizo cuesta arriba el partido a River, sino claramente hubiese tenido un desenlace más positivo y eficaz en la primera etapa.

Por otra parte, se puede decir que el “Pelado” encontró variantes y respuestas en el banco de suplentes durante los últimos partidos (salvo el fatídico encuentro ante Atlanta). Daniel Villalba, César González, Rogelio Funes Mori y Martín Aguirre (sumados a una especie de titular-suplente como David Trezeguet) suelen dar soluciones a encuentros trabados. Y así fue este último ante Huracán. Los ingresos del Maestrico y David (por un cada vez más impresentable Luciano Vella y un perdido Ocampos) le dieron una frescura polar al ataque “Millonario”. En tan sólo tres minutos en cancha, González desniveló, mandó un centro atrás y encontró un gol en contra. Una bocanada de aire puro y limpio. Se podría decir que fue como una sesión de masajes descontracturantes. Por eso, tan sólo unos minutos más tarde, llegaría la reivindicación del capitán. Cavenaghi, ídolo de multitudes, anotó su 18º gol en el torneo. El “Torito” de Ingeniero O´Brien estiró su racha y acalló algunas críticas desagradecidas e impensadas. Además, fue asistido otra vez por su compinche, su ladero más fiel: “Chori” Domínguez.

Asimismo, tras esta victoria tan necesitada, el público se fue feliz pero expectante. Saben que el nivel demostrado en las últimas fechas no es el ideal y encima llega al Monumental la próxima fecha el puntero Instituto. ¿Será la Gloria o no?

viernes, 13 de abril de 2012

"Aire"



Tan necesario como el aire para respirar. Matías Almeyda y compañía, respiraron profundo y gritaron de manera ostentosa ese gol del “Kekito” Villalba que les otorgaba ese pasaje a los cuartos de final de la Copa Argentina. Era el 2 a 0 (finalizó 2 a 1), ante un Quilmes aguerrido que en los últimos meses se convirtió en cuco. Porque acá no importan las categorías y mucho menos el status del certamen. River debía estar en cuartos de final, como premisa básica. Con titulares o suplentes. Siempre fue “el objetivo oculto”. De la gente, del plantel y del cuerpo técnico. Ni hablar de los dirigentes que ya ni saben donde esconder su cabeza. Porque si bien todos los cañones apuntan a ascender a Primera (no se soportaría un año más en al B Nacional), el orgullo siempre está. La bandera del más grande del país hay izarla todos los días. Y así fue.

El Pelado, diseñó un plan anti-cerveza con mayoría de ex titulares y juveniles. Pero le sumó a Trezeguet. El señor de los goles. Ese que no te falla nunca. Ya son 8 tantos en 11 partidos, con la particularidad de que sólo jugó seis como titular. Números asombrosos, pero increíbles. El francés es un delantero de elite. Casi perfecto para este maltrecho fútbol argentino. Juega a un toque, dibuja diagonales y empuja pelotas debajo de la red. Como el primer gol ante Quilmes, que tras un desborde de Rogelio Funes Mori (cada vez juega mejor, lejos de los flashes) y centro atrás, apareció para marcar el tanto que abriría el partido y así abrazar a todos: compañeros, cuerpo técnico e hinchas, que ya ni se atreven a discutir su estado físico.

Asimismo, todo no fue color de rosas. Costó y mucho. El “Lobo” Ledesma parece un jefe de la manada, pero por lo añejo simplemente. Su nivel futbolístico no tiene nada que ver con ese que supimos añorar. Domingo es un buen chico que cada vez que se pone la cinta de capitán, juega como si fuera la última vez, pero hinchas somos muchos y no por eso estamos en la primera de River. Luego hay muchos juveniles con nivel aceptable (léase Chichizola de gran partido, Pezella impecable hasta el final, Abecasis tractor por la banda derecha y los mellizos Funes Mori), pero casi ninguno sale de la media. Salvo uno: Daniel Villalba. El “Keko” es revolución en estado puro. Sus patas cortas son indescifrables. Y como la ley del leñador, “entre más altos caen mejor”, deshace defensas NBA. Sino, pregúntenles a Joel Carli y a Sebastián Martínez, centrales del “Cervecero”, que ni siquiera llegaron a anotarle la patente. Excelente nivel del enano, que ya no resiste banco. Almeyda deberá buscarle el espacio o darle muchos más minutos, ya que es un desperdicio de calidad sentado en una silla.

Aire fue el que se obtuvo en San Juan, provincia que nos recibió de la mejor manera muchas veces. Aire es el que necesita el equipo para enfrentar esta etapa decisiva. El primer paso está dado, ahora sólo falta empezar a caminar de la mejor manera.

martes, 10 de abril de 2012

Paladar Negro

TITULARES

Daniel Vega (8): Pudo hacer algo más en el gol rival, pero su actuación fue soberbia. Siempre dio seguridad y tapó cuatro pelotas de gol de manera magistral.

Luciano Vella (2): Paupérrimo nivel del ex Newell´s. Ya no se explica su participación en el equipo. Defiende mal y ataca peor…

Jonatan Maidana (3): Se mareó con los mellizos. Si bien tuvo algún quite importante. Su nivel fue bajísimo.

Ramiro Funes Mori (5): La expulsión su mancha imborrable en le partido. Sufrió por su inexperiencia. Venía con un rendimiento muy bueno hasta que se fue.

Juan Manuel Díaz (8): Altísima labor del lateral. Prestancia, seguridad, actitud y juego. Impecable, nunca se achicó.

Lucas Ocampos (2): Le encontraron la marca y no pudo desnivelar. Muy bajo lo del quilmeño. El “Keko” lo reemplazó de gran manera.

Leonardo Ponzio (3): Lo peor del rosarino. Mucho campo y poca pierna. Simepre en desventaja.

Carlos Sánchez (5): Una entrega inclaudicable, peor muy desordenado. Jugó en todas las posiciones: volante, lateral y delantero.

Alejandro Domínguez (5): Puede ser errónea la mirada, pero hasta que salió era le mejor jugador del equipo. Dibujó tres pelotas de gol en la primera etapa. No debió haber sido reemplazado.

Fernando Cavenaghi (2): Duele la nota, pero es objetiva. Erró un penal, dos chances claras y todos los pases. Para el olvido lo de “Fer”…

David Trezeguet (4): Perdido. Ganó poco de cabeza y la que tuvo se fue por poco. Preso del sistema.

CAMBIOS

Martín Aguirre (4): Flojo lo del “Pelado”. No fue salida ni contención.

Gabriel Funes Mori (5): Sacó un bombazo que rompió el travesaño y peleó todas las pelotas.

Daniel Villalba (6): Atrevido el correntino. Buscó desnivelar por todos lados y muchas veces lo consiguió.

DT

Matías Almeyda (3): Esta vez el “Pelado” se equivocó. Se confundió en los cambios, en la lectura del partido y desordenó le equipo. Pudo perder por goleada. Fue un claro paso atrás. Quilmes (le miércoles) y Huracán (el sábado) serán bisagra para el choque fundamental ante Instituto.

Paladar Negro

TITULARES

Daniel Vega (8): Pudo hacer algo más en el gol rival, pero su actuación fue soberbia. Siempre dio seguridad y tapó cuatro pelotas de gol de manera magistral.

Luciano Vella (2): Paupérrimo nivel del ex Newell´s. Ya no se explica su participación en el equipo. Defiende mal y ataca peor…

Jonatan Maidana (3): Se mareó con los mellizos. Si bien tuvo algún quite importante. Su nivel fue bajísimo.

Ramiro Funes Mori (5): La expulsión su mancha imborrable en le partido. Sufrió por su inexperiencia. Venía con un rendimiento muy bueno hasta que se fue.

Juan Manuel Díaz (8): Altísima labor del lateral. Prestancia, seguridad, actitud y juego. Impecable, nunca se achicó.

Lucas Ocampos (2): Le encontraron la marca y no pudo desnivelar. Muy bajo lo del quilmeño. El “Keko” lo reemplazó de gran manera.

Leonardo Ponzio (3): Lo peor del rosarino. Mucho campo y poca pierna. Simepre en desventaja.

Carlos Sánchez (5): Una entrega inclaudicable, peor muy desordenado. Jugó en todas las posiciones: volante, lateral y delantero.

Alejandro Domínguez (5): Puede ser errónea la mirada, pero hasta que salió era le mejor jugador del equipo. Dibujó tres pelotas de gol en la primera etapa. No debió haber sido reemplazado.

Fernando Cavenaghi (2): Duele la nota, pero es objetiva. Erró un penal, dos chances claras y todos los pases. Para el olvido lo de “Fer”…

David Trezeguet (4): Perdido. Ganó poco de cabeza y la que tuvo se fue por poco. Preso del sistema.

CAMBIOS

Martín Aguirre (4): Flojo lo del “Pelado”. No fue salida ni contención.

Gabriel Funes Mori (5): Sacó un bombazo que rompió el travesaño y peleó todas las pelotas.

Daniel Villalba (6): Atrevido el correntino. Buscó desnivelar por todos lados y muchas veces lo consiguió.

DT

Matías Almeyda (3): Esta vez el “Pelado” se equivocó. Se confundió en los cambios, en la lectura del partido y desordenó le equipo. Pudo perder por goleada. Fue un claro paso atrás. Quilmes (le miércoles) y Huracán (el sábado) serán bisagra para el choque fundamental ante Instituto.

"Todo mal"


Se veía venir. Fue uno de esos días cruzados. Esa mañana que te levantás con el pie izquierdo, te caes al piso enrededado con la sábana y encima llegás tarde al trabajo. Todo mal. Bueno, algo así, pero trasladado al fútbol fue lo que le sucedió a River. El pasado domingo, en el estadio de Vélez Sarsfield, el “Millo” visitó a Atlanta y sufrió un cachetazo inolvidable e inesperado.

El clic del encuentro fue a los 32 minutos de la primera etapa. Hasta ese momento, el partido era una especie de monólogo (no existía un dominio total de pelota y territorio, pero River jugaba claramente en campo rival). Fernando Lorefice, volante tapón rival con pasado en Independiente, tomó una pelota a metros de la medialuna del área y la clavó en el ángulo izquierdo de Vega, derrumbando de un plumazo todo lo escrito hasta ese instante.

“La banda”, había contado con varias chances para desnivelar pero no era el día. Y la claridad se hizo noche cuando casi diez minutos después Cavenaghi desperdiciaba un penal (inexistente) que podría haber acercado el marcador. Y, para rematar la fatídica tarde-noche, Ramiro Funes Mori leyó mal una contra rival y se fue expulsado como último hombre.

La labor del capitán merece un párrafo aparte. Sus ojos declaraban lo que expresaba su corazón: impotencia, desazón y tensión fueron su desesperación. Erró un penal increíblemente al lanzar la pelota casi dos metros arriba del arco, falló dos goles a los que os tiene acostumbrados (porque no hay que olvidarse que marcó 17 veces en este certamen) y marro pases tan sencillos como impensados (un ejemplo claro fue, el que inició la contra que derivó en la expulsión del mellizo Ramiro).

De vuelta en el partido, la segunda etapa fue infartante. El “Bohemio”, de la mano de los mellizos Soriano, se devoró al menos cinco situaciones claras de gol. E equipo de Almeyda igual: Cavenaghi, Trezeguet, Funes Mori y Carlos Sánchez pudieron dar vuelta el marcador sin parecer extraño. Este desequilibrio bien marcado entre ofensiva y defensiva, esta vez se debió claramente a una mala lectura del partido de parte del “Pelado” Matías Almeyda. Su equipo terminó totalmente descompensado. Con Villalba y Sánchez como laterales, con Ponzio como lanzador y con tres puntas desabastecidos. Una mención destacada, es la que merecen, Daniel Vega y Juan Manuel Díaz (tantas veces repudiados), que colaboraron para que la derrota no se convierta en catástrofe y tuvieron un nivel digno de la camiseta que usan. Ahora se viene el complicado Quilmes, este miércoles por la Copa Argentina (el Pelado pondría un mix entre suplentes y titulares) y el sábado ante Huracán para no perderle pisada al encaminado Instituto de Córdoba.

"Todo mal"


Se veía venir. Fue uno de esos días cruzados. Esa mañana que te levantás con el pie izquierdo, te caes al piso enrededado con la sábana y encima llegás tarde al trabajo. Todo mal. Bueno, algo así, pero trasladado al fútbol fue lo que le sucedió a River. El pasado domingo, en el estadio de Vélez Sarsfield, el “Millo” visitó a Atlanta y sufrió un cachetazo inolvidable e inesperado.

El clic del encuentro fue a los 32 minutos de la primera etapa. Hasta ese momento, el partido era una especie de monólogo (no existía un dominio total de pelota y territorio, pero River jugaba claramente en campo rival). Fernando Lorefice, volante tapón rival con pasado en Independiente, tomó una pelota a metros de la medialuna del área y la clavó en el ángulo izquierdo de Vega, derrumbando de un plumazo todo lo escrito hasta ese instante.

“La banda”, había contado con varias chances para desnivelar pero no era el día. Y la claridad se hizo noche cuando casi diez minutos después Cavenaghi desperdiciaba un penal (inexistente) que podría haber acercado el marcador. Y, para rematar la fatídica tarde-noche, Ramiro Funes Mori leyó mal una contra rival y se fue expulsado como último hombre.

La labor del capitán merece un párrafo aparte. Sus ojos declaraban lo que expresaba su corazón: impotencia, desazón y tensión fueron su desesperación. Erró un penal increíblemente al lanzar la pelota casi dos metros arriba del arco, falló dos goles a los que os tiene acostumbrados (porque no hay que olvidarse que marcó 17 veces en este certamen) y marro pases tan sencillos como impensados (un ejemplo claro fue, el que inició la contra que derivó en la expulsión del mellizo Ramiro).

De vuelta en el partido, la segunda etapa fue infartante. El “Bohemio”, de la mano de los mellizos Soriano, se devoró al menos cinco situaciones claras de gol. E equipo de Almeyda igual: Cavenaghi, Trezeguet, Funes Mori y Carlos Sánchez pudieron dar vuelta el marcador sin parecer extraño. Este desequilibrio bien marcado entre ofensiva y defensiva, esta vez se debió claramente a una mala lectura del partido de parte del “Pelado” Matías Almeyda. Su equipo terminó totalmente descompensado. Con Villalba y Sánchez como laterales, con Ponzio como lanzador y con tres puntas desabastecidos. Una mención destacada, es la que merecen, Daniel Vega y Juan Manuel Díaz (tantas veces repudiados), que colaboraron para que la derrota no se convierta en catástrofe y tuvieron un nivel digno de la camiseta que usan. Ahora se viene el complicado Quilmes, este miércoles por la Copa Argentina (el Pelado pondría un mix entre suplentes y titulares) y el sábado ante Huracán para no perderle pisada al encaminado Instituto de Córdoba.

"Todo mal"


Se veía venir. Fue uno de esos días cruzados. Esa mañana que te levantás con el pie izquierdo, te caes al piso enrededado con la sábana y encima llegás tarde al trabajo. Todo mal. Bueno, algo así, pero trasladado al fútbol fue lo que le sucedió a River. El pasado domingo, en el estadio de Vélez Sarsfield, el “Millo” visitó a Atlanta y sufrió un cachetazo inolvidable e inesperado.

El clic del encuentro fue a los 32 minutos de la primera etapa. Hasta ese momento, el partido era una especie de monólogo (no existía un dominio total de pelota y territorio, pero River jugaba claramente en campo rival). Fernando Lorefice, volante tapón rival con pasado en Independiente, tomó una pelota a metros de la medialuna del área y la clavó en el ángulo izquierdo de Vega, derrumbando de un plumazo todo lo escrito hasta ese instante.

“La banda”, había contado con varias chances para desnivelar pero no era el día. Y la claridad se hizo noche cuando casi diez minutos después Cavenaghi desperdiciaba un penal (inexistente) que podría haber acercado el marcador. Y, para rematar la fatídica tarde-noche, Ramiro Funes Mori leyó mal una contra rival y se fue expulsado como último hombre.

La labor del capitán merece un párrafo aparte. Sus ojos declaraban lo que expresaba su corazón: impotencia, desazón y tensión fueron su desesperación. Erró un penal increíblemente al lanzar la pelota casi dos metros arriba del arco, falló dos goles a los que os tiene acostumbrados (porque no hay que olvidarse que marcó 17 veces en este certamen) y marro pases tan sencillos como impensados (un ejemplo claro fue, el que inició la contra que derivó en la expulsión del mellizo Ramiro).

De vuelta en el partido, la segunda etapa fue infartante. El “Bohemio”, de la mano de los mellizos Soriano, se devoró al menos cinco situaciones claras de gol. E equipo de Almeyda igual: Cavenaghi, Trezeguet, Funes Mori y Carlos Sánchez pudieron dar vuelta el marcador sin parecer extraño. Este desequilibrio bien marcado entre ofensiva y defensiva, esta vez se debió claramente a una mala lectura del partido de parte del “Pelado” Matías Almeyda. Su equipo terminó totalmente descompensado. Con Villalba y Sánchez como laterales, con Ponzio como lanzador y con tres puntas desabastecidos. Una mención destacada, es la que merecen, Daniel Vega y Juan Manuel Díaz (tantas veces repudiados), que colaboraron para que la derrota no se convierta en catástrofe y tuvieron un nivel digno de la camiseta que usan. Ahora se viene el complicado Quilmes, este miércoles por la Copa Argentina (el Pelado pondría un mix entre suplentes y titulares) y el sábado ante Huracán para no perderle pisada al encaminado Instituto de Córdoba.

lunes, 2 de abril de 2012

“Treze la ilusión”


Este análisis ya lo marcamos con anterioridad. Ni “tan tan” ni “muy muy”. El nivel de River, es alentador por momentos y decepcionante por otros. No le escapa a la mediocridad del actual fútbol argentino. Y ahí, es cuando aparecen los grandes nombres. Las individualidades determinantes. David Trezeguet, Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, cada uno en su medida, marcan la diferencia en cualquier categoría. Si bien, actualmente es el turno del francés en destacarse por sobre el resto, “Cave” y “Chori” supieron hacerlo en momentos clave, para que River en esta actualidad se encuentre peleando el ascenso, palmo a palmo, con Instituto, muy buen equipo cordobés.

Como todos los encuentros que se disputaron en este certamen, y sobre todo en el Monumental, el match ante Ferrocarril Oeste, no escapó a la lógica. El conjunto de Carlos Trullet vino a hacer su negocio, cómo lo hizo en todo el campeonato. Mantener el cero en su arco y marcar un gol en el momento oportuno. El orden defensivo del visitante y mal estado del campo de juego, eran dos obstáculos muy difíciles de sobrepasar para el team de Matías Almeyda. Si bien la premisa de “La Banda” es mantener un juego asociado a ras del piso para llegar al área rival, la pérdida del puesto de Ezequiel Cirigliano, para poder confeccionar el tridente ofensivo, atento contra el juego colectivo y atractivo. El Pelado, al que no se le rasgan las vestiduras por más que la presión atente contra la mente fría, estuvo rápido de ideas y sin vacilar sacó a al capitán y sub, que estaban teniendo un partido bastante flojo. Nada más que eso. Matías sólo buscó darle movilidad y apostar al oportunismo del francés, que con su altura podía abrir el cerrojo rival a través de un pelotazo. Y de paso, dejó un claro mensaje (cómo después afirmó en conferencia de prensa): River por arriba de los nombres.

Y así fue. Los ingresos del “Keko” Villaba y Martín Aguirre, le dieron chispa a una braza que de a poquito se apagaba. El “Pelado” terminó jugando con 3-4-3, súper ofensivo que desnuda las intenciones de River. Los partidos se ganan en noventa minutos y si no se pueden triunfar por juego asociado, pesan las individualidades. Pero nadie puede quitarle el mérito a Almeyda, de que ante Ferro, se la jugó por el bien de su equipo y no apostó a que lo salvaran los héroes de siempre.

Primero Ramiro Funes Mori, tras una guapeada del galo en el área, abrió el marcador. Después el otro “Melli”, desniveló en dónde pesan las piernas y le cometieron un penal, que ajustició David. Y luego, en tan sólo 10 minutos Trezeguet, copió a su amigo Zinedine Zidane y dibujó una volea deliciosa que besó el ángulo. Delirio, fantasía y optimismo. Porque, con “David Treze la ilusión”.